¿Acaso Dios tiene en mente algo específico en cuanto a aquellos que recibe por hijos? ¡Por supuesto que sí! Romanos 8:29 lo revela. Lea acerca de ello.
“A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Romanos 8:29

“Estamos agradecidos”. Así comenzó el email de un abuelo que anunciaba la llegada de un nieto. Uno de los nombres que le pusieron es del bisabuelo. ¿Será porque desean que cuando crecido siga las huellas de su antepasado? Su bisabuelo era un hombre de Dios que sirvió al Señor en la planicie de Canadá por años. Si los padres desean que el recién nacido llegue a tener una vida conforme a la imagen de su bisabuelo, así sea. Cuando una persona nace de nuevo en la familia de Dios, el Padre tiene en mente una meta: que su desarrollo espiritual le lleve a tener una vida conforme a la imagen de su Hijo. El objetivo de Dios no es que vivamos una vida dedicada a los intereses egoístas, sino llevar una vida que refleje el carácter de su Señor y Salvador. Desea que haya crecimiento espiritual a fin de andar “como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios” Colosenses 1:10.

En el principio “dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” Génesis 1:26. Desde el comienzo, nuestro Creador tenía planes para con sus criaturas. Nos dio el privilegio de ser creados a su imagen. Quiso que el ser humana respondiera según la dignidad de esta imagen. Nos hizo como seres con capacidad espiritual, moral, social, e intelectual. El salmista reconoció que: “…tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien” Salmo 139:13-14. Creo que todos podemos identificarnos con el salmista y decir con él: “¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!” v.17

Desafortunadamente la obra hecha por Dios inicialmente fue dañada y distorsionada cuando Adán y Eva pecaron. Pero Dios comenzó una obra para que los seres humanos fueran reconciliados con Él. En el mundo ha resplandecido “la luz del evangelio de la gloria de Cristo, EL CUAL es la imagen de Dios” 2 Corintios 4:4. “Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” v.6. Dios comienza restaurando al pecador a sí mismo, perdonándole su pecado y dándole una vida nueva con la cual este puede ser salvado y recibe la capacidad de ser hecho conforme a la imagen de su Hijo. Y “tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros” v.7. Dios quiere cambios en nuestra vida y nos indica como pueden ser producidos: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” Efesios 4:22-24. Cuando el carácter de Dios se ve reflejado en sus hijos; cuando ellos demuestran valores, actitudes y santidad, hay evidencia que Dios está logrando su objetivo para que fuésemos “hechos conformes a la imagen de su Hijo”

Lectura Diaria:
1 Cronicas 21 [leer]
/Ezequiel 20:1-44 [leer]
/Juan 7:12-30 [leer]