Es importante protegerse contra el espíritu del error que niega que Jesucristo haya venido en carne. Lea de cuán importante es este hecho.
“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios.” 1 Juan 4:2.

Juan comenzó el cuarto capítulo con una advertencia de no dar oído a los falsos profetas. Insta a todos a probar o examinar con mucho cuidado lo que dicen especialmente referente al Señor Jesús. Si alguien confiesa que Jesús nació en Belén de una virgen, es una declaración correcta, pero hay más. Al declarar que la criatura puesta en el vientre de María fue por obra del Espíritu Santo, esto también es verdad. Si confiesan que el Santo Ser nacido de María es el eterno Hijo de Dios, están declarando la verdad, “indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne” 1 Timoteo 3:16. Los únicos que merecen ser escuchados son los que declaran que Jesús de Nazaret fue a la vez hombre y al mismo tiempo Hijo de Dios. Si no declaran que Jesucristo era Dios en forma humana, no son personas dignas de ser escuchadas.

Según el texto de cabecera, el Espíritu Santo está en aquellos que predican la sana doctrina. Toda otra doctrina es falsa y producto del espíritu maligno que está en el mundo. Hay algunos que presentan a Jesús como “un dios”. Tal aseveración es incorrecta. Otros dicen que por medio de sucesivos mejoramientos en su carácter, Jesús llegó al estatus de un dios. Tal declaración es falsa. Jesús mismo debatió el punto con los líderes religiosos de su día. En su evangelio, Juan dejó estampadas las palabras de Jesús cuando trataba con los que no creían que él fuera Dios. “Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió…. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” Juan 8:42,44. Los falsos profetas de hoy son del diablo, como dijo Jesús, pues no reconocen que Él fuera Dios en carne humana aquí en el mundo.

“EN ESTO CONOCED el Espíritu de Dios” dice el texto. La responsabilidad de protegerse contra el error es de uno mismo. La Biblia nos da la clave para detectar el error. Merecen ser rechazados los que enseñan otra doctrina. El Hijo de Dios vino del cielo para ofrecerse como un sacrificio por el pecado y así proveer la salvación para nosotros por medio de su muerte en la cruz. Como hombre perfecto, satisfizo todas las demandas divinas contra el hombre y murió y fue sepultado. Como Dios, pudo poner su vida y volverla a tomar en resurrección. El requerimiento de probar los espíritus es imprescindible porque Jesús dijo: “si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” Juan 8:24. –daj

Lectura Diaria:
Nehemías 3 [leer]
/Daniel 12 [leer]
/Apocalipsis 8 [leer]