Hay hogares en que viven niños jóvenes que no oyen nada de la Biblia en toda la semana. ¿Será esto la raíz del problema de tanta delincuencia hoy? Lea de un joven que recibió instrucción bíblica.
“A Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Señor.” 2 Timoteo 1:2.

Timoteo es una figura que despierta deseos nobles en el corazón de todo cristiano joven. Los escasos detalles acerca de él, de su familia, de su formación y de su servicio son suficientes para hacer que cualquier cristiano deseara tener algunos de los beneficios que Timoteo tuvo en su vida. Cuando Pablo escribió una segunda carta a su hijo en la fe, hizo referencia a los ancestros de los dos. De sí mismo, Pablo dijo: “Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia”. Al hablar de Timoteo, Pablo se refirió a la fe sincera “que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también”. Cada uno fue el producto de lo que había heredado de sus progenitores, no solamente en la parte física, sino también en la parte valórica. La influencia mayor que cada uno recibió fue radicada en su hogar. Por eso, cuando escriben biografías de ciertos personajes, no siempre comienzan con el biografiado, sino con sus padres o con sus abuelos. Es verdad que heredamos mucho de los padres nuestros, pero en cuanto a la vida eterna, esta no se hereda sino es recibida por fe. Aprendemos de la fe y la vida eterna por medio de la enseñanza basada en las Escrituras.

Timoteo se crió en un hogar donde Dios era honrado. Producto de un matrimonio “mixto”, (su padre era griego, su madre judía), se supone que su papá no fuera creyente pues se destacan los rasgos espirituales de su madre y abuela solamente. De cómo las dos mujeres se hubiesen convertido, no sabemos. El rasgo más importante fue la “fe no fingida” de ellas. Es posible que creyeran cuando Pablo llegó con el evangelio a Listra. Timoteo era chico cuando ocurrió esto y sus progenitoras se preocupaban para que él recibiera instrucción bíblica. Lo reconoce Pablo, pues dijo “que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras”.

¿Cuántos padres hoy día se preocupan de sus niños para que sean instruidos en las cosas de Dios? La abuela y la madre de Timoteo se habían convertido a Cristo y Timoteo supo de Él desde su niñez. ¿Cuántos padres cristianos hoy día están activamente ocupados en instruir a sus hijos acerca de Dios, acerca de Cristo, acerca de la necesidad de ser salvos y vivir la vida cristiana? Hágase la pregunta, ¿Acaso de aquí a veinte años, si alguna persona escribiera a mi hijo, haría mención de la calidad de instrucción bíblica que recibió en nuestro hogar? –DAJ

Lectura Diaria:
Génesis 25:1-34 [leer]
/Job 31:1-40 [leer]
/Mateo 13:24-43 [leer]