La orden dada al ejército de Israel fue como nunca había escuchado antes: CAMINAR DANDO VUELTA A LA CIUDAD. Hay una lección para nosotros en eso. Léala.
“A Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento” 2 Corintios 2:14.
Cuando los israelitas llegaron a las afueras de la ciudad de Jericó, recibieron instrucciones de parte de Jehová que no parecían lógicas. De todas maneras, es un buen ejemplo de cómo el Señor requiere obediencia de parte de nosotros mientras Él lleva a cabo sus propósitos. A veces, mientras esperamos que el Señor haga su voluntad, nos preguntamos qué es lo que pasa y por qué tantas vueltas. El cristiano fiel sigue adelante con la confianza que todas las cosas le ayudan a bien y al final, habrá un buen desenlace. Otras veces recibimos tareas que nos parecen una pérdida de tiempo y no vemos muchos resultados. Nos sentimos quizás como los israelitas en las afueras del muro de Jericó – “no avanzamos, nos estamos dando vueltas nomás”. Los Israelitas pasaron siete días dando vueltas y al final, una victoria completa. Así ocurre con los que obedecen al Señor.
La experiencia de los israelitas es relatada en Josué capítulo 6. Los varones de guerra fueron instruidos a marchar alrededor de la ciudad una vez al día por seis días. Para el séptimo día, hubo un cambio de instrucción — ¡ahora tienen que dar siete vueltas! Jehová dispuso que siete sacerdotes llevasen una trompeta cada uno en sus manos. ¿Acaso no iban a pelear? ¿Y por qué una trompeta en vez de una espada? En una batalla, toda actividad se desarrolla para avanzar hacia delante, en vez de pasar el tiempo dando vueltas. Pero la instrucción de parte de Dios fue clara, — sigan marchando.
A veces en nuestra vida, nos parece que estamos dando vueltas sin avanzar mucho. En tales situaciones, hemos de fortalecernos con la fe firme en la Palabra de Dios. Normalmente tenemos la fuerza para caminar, pero debe estar presente también una visión clara y una confianza íntegra anclada en la sabiduría del Señor. La fe es la que condiciona la visión para que vislumbremos que al finalizar la tarea, el Señor será honrado. El cristiano fiel dice: “Señor, guíame; seguiré dando un paso tras otro, obedeciéndote”.
Luego llega el momento de apreciar la obra que el Señor venía realizando en nosotros. Los israelitas habían de detenerse, después de dar las siete vueltas a la ciudad, y al sonido de los trompetas, todos los varones de guerra y el pueblo expectante, habían de gritar a voz en cuello. ¿Se imagina lo estruendoso que fuera el grito? Tantas voces al unísono, gritando. Y ¡qué tremenda sorpresa! Se desplomaron los muros de la ciudad de Jericó. No cayeron para afuera ni para adentro, sino derechos hacia abajo. Fue un verdadero milagro de Dios. Todo eso requirió paciencia y obediencia. Honramos a Dios con ser pacientes. “A Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo, Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento” 2 Corintios 2:14) –DAJ
Lectura Diaria: | ||
Génesis 31:1-55 [leer]
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/Job 42:1-17 [leer]
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/Mateo 17:14-18:14 [leer]
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