David hizo algo raro cuando sus soldados valientes se expusieron a peligro para traerle el agua especial del pozo en Belén. David la derramó. Lea la razón por qué y cómo nos enseña una lección especial.
“Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!” 2 Samuel 23:15.
Cuando David estaba en la cueva de Adulam, expresó un deseo de beber agua del pozo a la entrada de Belén. (2 Samuel 23:13-17). Tres de sus soldados atribuyeron importancia al suspiro de David y con osadía irrumpieron por el campamento de los filisteos y sacaron agua al pozo de Belén. Con avidez querían atender al rey y cumplir con su deseo a pesar de los riesgos. Esta devoción es la que motivó a los tres que fueron a buscar el agua. David reconoció el verdadero valor de su servicio, y convirtió el agua en una ofrenda a Dios. v.16. Su razón por no tomar el agua, prefiriendo no beberla demuestra que lo que es para Dios no debe ser usado para satisfacer los apetitos personales. El agua era para David, pero no quiso que se quedara con él, sino que el acto de los tres fuera dedicado a Dios que les había envalentado y había preservado sus vidas en la hazaña.
En esto, David deja unas lecciones dignas de mencionar. Primero, reconoció que había hablado impulsivamente cuando quería el agua. En segundo lugar, llegada el agua, se negó a satisfacer su propio apetito. En tercer lugar, quiso que Dios fuera honrado por el acto de los tres valientes, y por último, reconoció el alto valor de la consagración de los valientes. El principio de honrar a Dios se halla en diferentes partes de la Biblia. Lucas 17:18 destaca la actitud del único leproso que volvió a dar gloria a Dios. En Lucas 23:47 el centurión reconoció que Dios estaba presente en lo acontecido cuando Cristo murió, y dio gloria a Dios. En Juan 9:24 el hombre ciego nombró a Jesús como el autor de su sanidad, dando gloria a Él. Todo lo contrario ocurrió en los Hechos 12:23 con Herodes. Por no dar gloria a Dios, sufrió una enfermedad de muerte. Romanos 4:20 destaca que Abraham reconoció a Dios y porque no dudó sino “se fortaleció en fe, dio gloria a Dios”. Aunque los tres que trajeron el agua no fueran nombrados, su sacrificio fue debidamente valorado. ¿Acaso sabemos algo de esto? ¿Sabemos sacrificarnos para que Dios sea glorificado?
Otro varón nombrado entre los valientes es BENANÍA que era valiente en extremo. Su padre Joiada fue varón esforzado antes de él. Benaía derrotó a dos hombres fornidos que eran como leones (o campeones) de Moab. Peleó con ellos en un foso y además mató a otro en un foso cuando estaba nevando. Cuando nieva, la tierra se pone resbaladiza. En ambas situaciones, era cuestión de matar a estos hombres o perder la vida. (2 Samuel 23:10). También mató a un hombre egipcio de gran estatura. Cuando lo enfrentó, tenía sólo un palo en la mano, pero le arrebató la lanza a su enemigo y con ella lo mató. Si somos siervos del Señor, no debemos temer los peligros pues tenemos la promesa que dice “ninguna arma forjada contra ti prosperará” Isaías 54:17. Este valiente sabía confiar en las promesas del Dios. Confiemos nosotros también. –DAJ
Lectura Diaria: | ||
Éxodo 2:23-3:22 [leer]
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/Salmos 32:1-33:22 [leer]
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/Mateo 28:1-20 [leer]
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