JESÚS (1)

Nunca nos cansamos de hablar de Jesús porque no hay tema más sublime. Al saber de Él, uno siente el deseo de adorar y alabarle. “Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.” Marcos 1:11. Cuando el Señor Jesús fue bautizado por Juan Bautista en el río Jordán, el Espíritu Santo vino sobre Él. Desde el cielo el Padre pronunciaba las palabras, “Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia”. Durante los treinta años desde su nacimiento, el Señor Jesús crecía en estatura y sabiduría como cualquier ser humano. Aprendió el oficio de la carpintería y vivió una vida tranquila en Nazaret. Hubo una característica personal suya, que seguramente llamaba la atención a los que le conocían — tuvo un desarrollo humano personal totalmente libre de cualquier debilidad de las que existen en todas las demás personas. Su santidad personal fue insólita, y seguramente entre los familiares había comentarios al respecto. Cuando Jesús se presentó un día en la orilla del río Jordán, Juan el Bautista no quiso bautizar a Jesús. Dijo que el acto debe ser todo lo contrario, es decir, que Jesús le bautizara a él. ¿Por qué Juan se mostró renuente a bautizar a Jesús? ¿Sería porque reconoció un nivel de santidad en Jesús superior a todo otro ser humano y un nivel de santidad...

Read More