LAS DEMORAS ENSEÑAN

Vivimos en días cuando queremos que todo acontezca a la rápida. Nos impacientamos ante cualquier demora. Pero Dios usa las demoras para enseñarnos. “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.” Hebreos 12:11. Un matrimonio había participado en actividades evangelísticas por diez años. Desde su adolescencia cuando ni aún se conocían, deseaban servir al Señor. Si este deseo significaba dejar su empleo para ir a otra parte, los dos estuvieron dispuestos. Se conocieron y en su primer encuentro supieron de su interés mutuo en servir al Señor. Cuando se casaron, el Señor les bendijo con una hija y el varón pensaba tener un futuro seguro pues trabajaba en una repartición del gobierno a un buen sueldo. Cuando tenía cerca de treinta años de edad sentían un fuerte deseo de dedicar su vida al servicio de Dios. Los ancianos de su iglesia estaban de acuerdo y les animaban a orar para determinar la voluntad de Dios. Hubo varios indicios positivos y por eso, pusieron su pequeña casa en venta. Oraron a Dios diciendo que si fuera su voluntad que le sirvieran como misioneros, que Él lo indicara poniéndoles en contacto con un comprador antes del fin de mes. Entró la duda el veintiocho del mes y se dijeron...

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