PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 3_4 — (044)

El pecado es un problema universal. Nadie está libre de cometerlo. La santidad que Dios desea ver en nosotros sería una virtud inalcanzable si dependiera de nosotros. La buena noticia es que en Cristo hay vida con la cual podemos vivir una vida santa. “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.” 1 Juan 3:4. Según el verso 3, los hijos de Dios tratan de vivir una vida santa mientras esperan al Señor Jesús del cielo. Dentro de este constante afán de vivir para la gloria de Dios, de repente se cometen pecados. Sería fácil llamarlos un desliz, un desacierto, o una indiscreción involuntaria. Juan el apóstol define el pecado con términos claros; “el pecado es infracción de la ley de Dios”. La ley de Dios debe ser la regla con la cual toda persona se mide pues “la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” Romanos 7:12. Obedeciendo la voluntad de Dios que es expresada en la ley jamás nos llevará a cometer pecado. Es importante que el individuo se dé cuenta de que si comete pecado, ha infringido la ley de Dios. Con el verso 4 Juan introduce el tema del pecado y los versos que siguen indican lo que Dios tuvo que hacer para conseguir que el pecador pudiera vivir una...

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