PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 3_15 — (055)
Nadie quiere ser calificado como asesino. Aunque una persona no mate a nadie, puede ser que adopte una actitud de aborrecer a su hermano y esto equivale a no considerarlo digno de su amor. Es como “matarlo” en su relación con él. “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.” 1 Juan 3:15. El verso 14 terminó describiendo a una persona que revela su condición espiritual cuando no ama a su hermano. Es pecado por omisión, “el que no ama a su hermano, permanece en muerte” v.14. El verso 15 define un pecado por comisión; es el pecado de aborrecer a su hermano. El amar y el aborrecer son dos polos aparte. Es como la diferencia entre la luz y las tinieblas, entre la vida y la muerte. Se excluyen mutuamente. La consecuencia final de aborrecer a alguien equivale a “matar” a la persona. En este caso extremo, es privar al otro de consideración y tratarle como un muerto. Alguien ha dicho, “A quienquiera le aborrece, le desea muerto”. El texto de cabecera califica al que aborrece como “homicida”. Nuestro Señor Jesucristo dijo algo similar, “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de...
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