PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 3_18 — (058)

Un niño de doce años dijo “yo te amo mamá”. “Me alegro” respondió, “pero demuéstralo”. El amor es más que una palabra en los labios o un sentimiento en el corazón. El amor es práctico y se ve en actos que lo comprueban. “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.” 1 Juan 3:18. En muchos idiomas hay dichos que destacan la esencia de la hipocresía. Muchos saben el dicho usado en español del “Fulano Gatica, que predica pero no practica”. Sin duda tal axioma podría aplicarse a muchos incluyendo a nosotros también. La lengua es capaz de construir castillos en el aire, mientras las manos apenas han tomado el martillo. Profesar el amor sin que haya ningún acto que lo respalde es vana palabrería. Timoteo fue encargado de quedarse en Éfeso para contrarrestar la enseñanza de una diferente doctrina a la que había enseñado Pablo. El apóstol explicó que lo ideal en la vida del cristiano es “el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida” 1 Timoteo 1:5. Advirtió que algunos se desviaron de esta regla y “se apartaron a vana palabrería” v.6. Los que aman en verdad no tienen porque hacer propaganda de sus actos. El Señor Jesucristo advirtió contra eso cuando dijo: “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser...

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