PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 3_19 — (059)
La conversión a Cristo produce cambios en una persona. Es una nueva persona y sus hábitos son diferentes, hechos posibles porque la vida de Cristo habita en ella. “Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él.” 1 Juan 3:19. Muchos seres humanos saben lo que sienten en su corazón cuando se trata de decidir si va a mostrar amor o mantenerse indiferente. Para algunos, no les importa. Pero el seguidor de Cristo sabe que debe mostrar amor porque los hijos de Dios son llamados a amar de hecho y en verdad. 1 Juan 3:18. Después de ser salvos, los verdaderos cristianos hallan que tienen amor para con otros en vez de la apatía que demostraban antes. Pablo el apóstol explicó su propia experiencia diciendo que el amor de Cristo le constreñía y veía a otros diferentemente que antes, “… y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” 2 Corintios 5:16-17. Nacer de nuevo y convertirse en hijo de Dios por la fe en Cristo trae cambios radicales. Cuando estos cambios son llevados a la práctica, el corazón “habla” a la conciencia asegurándola que así se vive la nueva vida de hecho y en verdad....
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