PARA SIEMPRE ES SU MISERICORDIA

Los hijos de Dios disfrutan de una bendición que diariamente experimentamos. Dios es misericordioso y lo demuestra con amor. Abram lo experimentó y podemos hacerlo nosotros también. “Porque para siempre es su misericordia.” Salmo 136:1-26. El amor misericordioso de Dios se vio en el caso de Abram cuando él se equivocó y viajó a Egipto. Allí negó que Sarai fuera su esposa, y mintió a Faraón. Luego fue reprendido por el monarca pagano a causa de su decepción. Sin embargo, Abram supo que el camino que tenía que tomar para recuperarse fue regresar a Bet-el, el lugar donde en un principio había levantado un altar. “Volvió… desde el Neguev hacia Bet-el,… donde había estado antes su tienda… al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová” Génesis 13:3-4. Abram conoció el amor misericordioso de Dios. Así puede ocurrir en nuestras vidas también. Cuando nos extraviamos del camino de la obediencia, debemos reconocer la equivocación hecha y volver al punto de partida a fin de disfrutar de nuevo la comunión con el Dios de amor misericordioso. Como un eco que se escucha, cada declaración en los 26 versículos del salmo 136 es repetida; “para siempre es su misericordia”. Así el Salmista asegura que todo lo declarado en la primera parte de cada versículo es el resultado de la eterna misericordia divina. Tome...

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