PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 3_22 — (062)

Vivir en comunión de Dios resulta en grandes bendiciones en la vida. La conciencia está tranquila y hay confianza en hacer peticiones delante de Dios. “Cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.” 1 Juan 3:22 El cristiano que vive en comunión con Dios tiene el placer de vivir con un corazón que no le reprende como dice verso 21. Vivir así con una conciencia tranquila produce confianza en Dios. Esta confianza conduce a ejercer el privilegio que Dios nos concede para pedir provisión y dirección de Él. Juan no especifica cuáles sean las cosas por las cuales se debe pedir. Sin embargo, vivir en comunión con Dios crea una sensibilidad espiritual para saber cuáles sean las peticiones que están de acuerdo con su voluntad. Es instructivo considerar cada verdad como un eslabón en la cadena de bendición. Comienza con un corazón que no reprende, lo cual aumenta la confianza en Dios. Esta confianza produce libertad para presentar las peticiones delante de Dios anticipando que Él responderá. El texto de cabecera enseña otra realidad que el hijo o la hija de Dios experimenta cuando vive en comunión con el Padre: “guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él”. Tener un corazón que no reprende, y tener una conciencia tranquila es...

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