PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 3_24 — (064)
Vivir en comunión con Dios es una realidad disponible para todo cristiano. El Espíritu Santo es Él que la hace posible. No hay nada más reconfortante. “El que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.” 1 Juan 3:24. El mandamiento en el verso 23 era de doble cumplimiento, hacia Dios y hacia el prójimo. Destacó la necesidad de creer en el nombre del Hijo de Dios y además, amarse mutuamente. Cumpliendo con aquello resulta en que la persona que lo practica goce de uno de los privilegios más grandes que un ser humano pueda tener: disfrutar de la íntima comunión con Dios, v.24 En todo esto están involucrados Dios Padre, Hijo, y Espíritu Santo. El deseo de experimentar este nivel de placer espiritual producirá un cuidado especial de no ceder ante la tentación. Es imposible estar en plena comunión con Dios y vivir en el pecado. Las dos condiciones son tan opuestas como son la luz y las tinieblas. El Espíritu Santo está residente en cada hijo de Dios. El Espíritu está presente en el ser de que cada uno que se convierte a Dios. Si no estuviera presente, sería imposible permanecer en Dios y Dios en él. La comunión con Dios solamente puede ser disfrutada por la medio de...
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