GRANDE EN MISERICORDIA

Conocer la misericordia de Dios es un rico privilegio. Muchos dirían Amén a eso, incluyendo Bartimeo, un ciego que mendigaba en la entrada de la ciudad de Jericó. “Clemente y compasivo es Jehovah, lento para la ira y grande en misericordia”. Salmo 145:8. Bartimeo tenía dos problemas grandes en su vida. En un momento de su vida había perdido su vista y en tal condición no había otra cosa que hacer sino pedir limosna a los transeúntes en el camino principal a la entrada norte de la ciudad de Jericó. Era la ruta que tomaban los viajeros cuando iban o venían de Galilea. Dos problemas en la vida de un hombre para los cuales no tenían solución, la ceguera y la pobreza. Estar ciego fue el peor. De vez en cuando le llegaban noticias de un hombre llamado Jesús, de Nazaret. No sabemos qué es lo que había escuchado. Entre uno y otro relato Bartimeo entendió que los milagros hechos por este Jesús, y las enseñanzas que daba apuntaban hacia un personaje que había de venir como el Enviado de Jehová para reinar sobre su pueblo. Bartimeo había concluido que Jesús de Nazaret era el Mesías. Jericó estaba a 24 kilómetros de Jerusalén y un día Bartimeo escuchó un murmullo de personas y “preguntó qué era aquello. Le dijeron que pasaba Jesús nazareno” Lucas 18:36-37. Inmediatamente comenzó a clamar,...

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