PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 4_2 — (066)

La doctrina más importante en el mundo es la que enseña que el Santo Ser nacido de María es el Hijo de Dios. Jesucristo era Dios manifestado en carne humana para hacer posible la salvación eterna del pecador. “En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios.” 1 Juan 4:2. Juan comenzó el cuarto capítulo con una advertencia de no dar oído a los falsos profetas. Insta a todos a probar o examinar con mucho cuidado lo que otros dicen especialmente referente al Señor Jesús. Si alguien confiesa que Jesús nació en Belén de una virgen, es una declaración correcta, pero hay más. Al declarar que la criatura puesta en el vientre de María fue por obra del Espíritu Santo, esto también es verdad. Si confiesan que el Santo Ser nacido de María es el eterno Hijo de Dios, están declarando la verdad, “indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne” 1 Timoteo 3:16. Los únicos que merecen ser escuchados son los que declaran que Jesús de Nazaret fue a la vez hombre y al mismo tiempo Hijo de Dios. Si no declaran que Jesucristo era Dios en forma humana, no son personas dignas de ser escuchadas. Según el texto de cabecera, el Espíritu Santo está en aquellos que predican la sana doctrina....

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