Posiblemente los soldados que repartieron entre si los vestidos de Jesús hubieran pensado que con este “botín” se enriquecían. La verdadera riqueza no se halla en una prenda adquirida, sino en el carácter del individuo. Tener a Cristo como Salvador es la verdadera riqueza.

 

“Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.” Salmo 22:18. 

 

El salmo mejor conocido en el mundo es el salmo 23 pues contiene lindos pensamientos y miles han sido reconfortados por sus palabras inspiradoras. Hay otros salmos que llevan al lector a reflexionar sobre diversos temas que contribuyen a la madurez en su desarrollo espiritual. Por ejemplo, en el salmo 22 David escribió con precisión extraordinaria sobre los sufrimientos y la muerte del Mesías casi mil años antes que acontecieran. Menciona varios detalles incluyendo las burlas crueles de los espectadores mientras esperaban que Cristo muriera. El texto de cabecera hace referencia a un acto despectivo por parte de los soldados romanos. Estos sacaron la ropa de Jesús y luego comenzaron a echar suertes sobre ella para ver cuál de los soldados llevaría la túnica. Tiene que haber sido considerado por Dios como un acto muy deshonroso pues los cuatro evangelistas, Mateo, Marcos, Lucas, y Juan lo mencionan. Pocos de los eventos en la vida de Jesús son mencionados tan a menudo.

 

La belleza moral de nuestro Señor Jesucristo fue descrita como una vestidura preciosa y perfumada: “Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos…” Salmo 45:8. Así era apreciado al Señor por los que le conocían antaño y luego por los cristianos de sucesivas generaciones. Hoy seguimos con reverencia y amor para con aquel que dio su vida por nosotros. Su nombre es como “ungüento derramado” Cantares 1:3. Sin embargo, los soldados romanos no supieron apreciar al Señor de la gloria. No entregaron su ropa a su madre ni a sus seguidores, sino que la trataron como fuente de ganancia por su trabajo.

 

Jesucristo se vio “vestido” de humildad para poder salvarnos, pues  “tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” Filipenses 2:7-8. Los soldados quizás pensaban que con su “botín” se hubieran enriquecido. Nada de eso, pues la verdadera riqueza en Cristo es la vida eterna que recibe toda persona que cree. “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” 2 Corintios 8:9. ¿Disfruta Ud. de este enriquecimiento? Hay una gran verdad que atañe a todo hijo de Dios, y somos llamados a bendecir Dios por ello. Es porque el “Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,… nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” Efesios 1:3. Esta riqueza es de valor incalculable. –daj

 

Lectura Diaria:
Éxodo 11:1-12:20 [leer]
/Sálmos 44:1-26 [leer]
/Hechos 5:12-42 [leer]