Hay personas que se hacen pasar por cristianos y después niegan la fe que profesaron. ¿Perdieron la salvación? O, ¿son falsos discípulos como los descritos por el Señor? La Biblia aclara el punto.

 

“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre” 1 Corintios 15:58.

 

Si la vida eterna que Dios da es un regalo, ¿es posible que Dios se la pida de vuelta? Santiago escribió en su epístola que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” Santiago 2:17. Quienquiera que afirme que Dios puede retirar la vida eterna después de regalarla, comete una grave falta, equivalente a tildar a Dios de insincero, irresponsable, e hipócrita. Lejos sea tal pensamiento.

 

Reconocemos que hay personas que profesan ser salvas, y después no andan con los demás cristianos. Dejan de asistir a las reuniones de la iglesia. Algunos se vuelven a su vida anterior. ¿Fueron realmente salvos? El Señor Jesús anticipó que esto sucedería y contó la parábola de las cuatro tierras, indicando que una sola tierra dio el fruto esperado. Dos de las tierras, la de los pedregales y la otra de los espinos dieron fruto momentáneo, pero al final no hubo nada de fruto. El Señor también describió el caso del “espíritu inmundo (que) sale del hombre” que luego dice: “Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada”. Durante su ausencia, hubo algunos cambios para mejor, pero cuando vuelve con “otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación” Mateo 12:43-46. El Señor de esta manera explicaba que todos los que dicen “Señor, Señor” no necesariamente le pertenecen. El creyente verdadero se mantiene constante en su testimonio. Juan el apóstol también escribió, “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” 1 Juan 2:19.

 

En resumen, cuando Dios salva al alma, es para siempre. Su obra no puede deshacerse. Hay casos como Simón en Hechos 8:20 que se hizo pasar por creyente y luego quiso comprar el poder espiritual que poseían los apóstoles. Pedro le habló terminantemente: “No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios” v.21. Los creyentes en Cristo demuestran que son rectos y verdaderos y Pablo los describe in 1 Corintios 15:58, “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. Cuidado con hacerse causa común con los que afirman que un creyente en Cristo pueda perder la salvación, pues afrentan la obra perfecta y terminada de Cristo en la cruz. (Concluido). –DAJ

 

Lectura Diaria:
Levitico 16:1-29 [leer]
/Salmos 119:113-144 [leer]
/Marcos 6:1-29 [leer]