El camino a la felicidad: tener misericordia

“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” Mateo 5:7 Cada día de nuestra vida, cada hora, cada momento, los seres humanos participamos de la infinita e inmerecida misericordia de Dios. La palabra tiene el significado de sentir como propia la aflicción y profunda necesidad del otro, mostrándole compasión, afecto y simpatía desde una posición de superioridad. El más poderoso, el más grande, es el que tiene misericordia del que está en una situación de inferioridad. La religión judía era vacía, formal, autosuficiente, externa y no complacía a Dios. Jesús revela su falsedad. Hablando acerca de la real religión, del conocimiento de Dios, del reino de Dios, Jesús les habla de evidenciar pobreza, llanto, humildad, ser buscadores de justicia y santidad, ser humildes, ser misericordiosos. En los tiempos bíblicos la misericordia era un signo de debilidad. Se valoraba la victoria y la destrucción de los enemigos. También hoy la misericordia no es de las virtudes más buscada y exaltadas. Ser misericordioso no trae de vuelta misericordia, ni riqueza o prosperidad, como ocurrió al mismo Señor Jesús. Él fue el gran misericordioso: “ni yo te condeno” (Juan 8:11), “éste come y bebe con publicanos y pecadores” (Marcos 2:16). La misericordia se refiere a una actitud y acción del corazón que crece producto de una relación con Dios. Una vez más, es un distintivo del reino de Dios, y no de la...

Read More