Una cosa te falta (II)

“Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta” Marcos 10:21 Las palabras del Señor Jesús al joven rico expresan una verdad que encontramos desde el Génesis hasta el Apocalipsis, literalmente. No sólo para los no salvados las palabras de Jesús son necesarias. También para los seguidores de Cristo resultan vitales. En el nuevo testamento tenemos dos ejemplos muy importantes que nos enseñan otra vez la gran verdad de que podemos hacer y afanarnos en muchas cosas y de muchas maneras, pero si perdemos de vista lo más importante lo habremos perdido todo. No perder la salvación, pero sí dejar de conocer al Señor Jesucristo, perder oportunidades preciosas de comunión con él, perder el rumbo y hacer nuestra propia voluntad, que sin duda nos traerá de vuelta amargas consecuencias. En el caso de iglesias cristianas, perder el norte implica arriesgar la existencia misma. En Lucas 10:38-42 tenemos el encuentro de Jesús con una familia que pronto vino a ser muy amada para él, en Betania. Estaba, entendemos, constituida solamente por tres hermanos: Marta, María y Lázaro. Según el relato de la Escritura, María oía la palabra de boca del mismo Hijo de Dios sentándose a sus pies (v. 39). Marta, por otra parte, “se preocupaba con muchos quehaceres” (v. 40). En un momento, ella reclama contra su hermana que no le ayudaba con las labores domésticas....

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