Mes: Enero 2013

La única señal dada a los hombres

“Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal” Mateo 12:38 Probablemente todo el mundo ha pedido o deseado alguna vez recibir una señal sobrenatural de parte de Dios con respecto a alguna duda o definición que tomar, En este versículo vemos el aparente interés de los escribas y fariseos por conocer más del poder de Jesús. Sabemos que en realidad ellos nunca creyeron verdaderamente en el Hijo de Dios. Tal vez hay algún lector que se empeña en reconocer señales de parte de Dios para su vida ya sea para las cosas simples o las más trascendentales. La historia nos cuenta cómo los romanos miraban las vísceras de un ave muerta buscando indicaciones para decidir una campaña militar, si atacar o esperar. Aún los discípulos pidieron al Señor alguna señal del fin del mundo, lo que ellos llamaron el “fin del siglo” (Mateo 24:3) En realidad no es un pecado buscar la dirección de Dios, de corazón sincero, como lo hicieron algunos reyes y hombres de Dios en el antiguo testamento (Jueces 6:36-40, 2 Reyes 20:8; comparar Isaías 38:22, Juan 2:18). Jesús muchas veces se encontró frente a hombres que conversaron con él con el único fin de levantar objeciones y –de ser posible- identificar alguna contradicción para no recibir las palabras que Él les estaba hablando. Este “corazón malo...

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Creer con reflexión: Nicodemo

“No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” Juan 3:7 Nicodemo era un maestro de la ley. Fariseo destacado y miembro del sanedrín, quiso reunirse con Jesús de noche probablemente por temor de los judíos (Juan 3). Al igual que Natanael, conocía las escrituras pero de manera mucho más ilustrada. Era un “maestro de Israel” (v. 10), pero su encuentro con Jesús le demostró que estaba espiritualmente en la miseria y la ignorancia. Nicodemo introduce su conversación Jesús con un pensamiento racional: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” (v. 2). Es decir, “tú enseñas y haces grandes señales, por lo tanto tienes que venir de parte de Dios”. Esta es la conclusión lógica, dice Nicodemo. Lo notable del diálogo que continúa es la respuesta instantánea de Jesús: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (v. 3). Una respuesta directa y clara que desarma toda la construcción lógica de Nicodemo. Jesús no va a entrar en un intercambio de ideas y argumentos, ni menos le va a agradecer por tan amables palabras. Lo que el Señor hace es dejarle muy en claro a Nicodemo y, por su intermedio, a todos los seres humanos, que...

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Creer con sencillez: Natanael

“Cosas mayores que estas verás” Juan 1:50 De los encuentros de Jesús con diferentes personas podemos aprender mucho acerca de las actitudes y convicciones de estas. Algunos necesitaron tan poco para creer, y otros ni siquiera con el despliegue extraordinario del poder de Dios en la persona de Jesucristo, confiaron realmente en él. Tenemos la historia de un hombre llamado Natanael, al final del primer capítulo del evangelio de Juan. Dos de los discípulos de Juan el Bautista han seguido a Jesús cuando éste se los señala. Uno de ellos es Andrés, quien halla a su hermano Simón  y le cuenta: “Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo)” (v. 41). Al día siguiente  Jesús halla a Felipe y le dice “sígueme” (v. 43). Entonces Felipe, que era de Betsaida en Galilea halla a Natanael y le testifica acerca de Jesús: “Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret” (v. 45). Notemos que Felipe, al igual que Andrés, inmediatamente identifica en la persona de Jesús a aquel que representa el cumplimiento de las Escrituras del Antiguo Testamento. Probablemente ellos han pensado en las palabras de Moisés: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis… (de él dice Dios) y pondré mis palabras...

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Las pruebas de Abraham (III)

“Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” Santiago 2:23 Considerando la historia de vida de Abraham y su relación con Dios desde su llamado en Ur de los caldeos, vemos que la fidelidad de Dios a sus promesas hechas unilateralmente hacia él, y confirmadas una y otra vez por los hechos, han forjado en este hombre una fe inconmovible en Jehová. Entonces, Abraham supo que el carácter fiel de Dios significaba que El no rompería sus promesas. En el Génesis 22 leemos acerca del sacrificio de Isaac que Dios ordena a Abraham llevar a cabo. A la luz de lo que hemos considerado en los días previos con respecto a la experiencia previa de Abraham y a las promesas que Dios le ha hecho, entendemos claramente que Dios está probando a Abraham (v. 1). Dios no quiere en realidad que Isaac sea sacrificado. El hecho es que Dios ordena a Abraham algo difícil, manifestando ternura con su amigo (en el hebreo original se lee “toma ahora, te ruego, a tu hijo” (v. 2)). Dios da una orden difícil, pero lo hace tiernamente pues aprecia el costo de lo que está pidiendo. Dios aquí no está demandando. A continuación Dios con sus palabras recuerda su pacto a Abraham (“tu hijo, tu único, Isaac, a...

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Las pruebas de Abraham (II)

“Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” Santiago 2:23 Vemos en la historia personal de Abraham que él recuerda las decisiones importantes que ha tenido que tomar cuando Dios le ha requerido, y que ha actuado siempre en consecuencia confiando en lo que le ha sido prometido. En el gran contexto de su vida Abraham sabe (y cree) que Dios hará de él una gran nación. También sabe que la primera vez que Dios le llamó, le pidió que saliera de donde estaba y se encaminara hacia un lugar que luego le mostraría. Sin requerir ni necesitar más detalle, ha obedecido y visto que Dios siempre ha estado con él, que nunca le ha abandonado y que hasta ahora ha sido fiel a sus promesas. Es así como llegamos a una prueba bastante más cercana cuando ocurre el conflicto entre su hijo Ismael –cuya madre es la esclava egipcia Agar– con su otro hijo Isaac, cuya madre es su esposa Sara (Génesis 21). Lo anterior termina con Abraham echando a Agar e Ismael al desierto. No obstante, antes de que eso se lleve a cabo Dios asegura a Abraham que Ismael y su madre han de ser protegidos y que este hijo suyo también será padre de una gran nación (v. 11). Otra...

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