Cuando se entrevistó Jesús con Nicodemo, hizo referencia al viento para describir la actividad del Espíritu Santo. Dijo Jesús: “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” Juan 3:8. ¿Qué quiso enseñar Jesús con eso?

 

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.” Juan 3:7

 

Todo el mundo ha experimentado el efecto del viento que sopla de la dirección que quiere, sin poder influir para que venga de otra parte. El viento se hace sentir por su efecto refrescante y por el sonido que produce cuando actúa sobre un objeto. El viento tiene voluntad propia y normalmente su actividad es benigna. Por ejemplo, el viento que limpia el aire viciado en algunas ciudades. El viento esparce las semillas que se desprenden de las plantas para que caigan en otra parte y así salen nuevas plantas. El viento es una fuerza soberana y Jesús lo usa como un ejemplo de la actuación del Espíritu Santo sobre los seres humanos.

 

Nicodemo visitó al Señor Jesús de noche, intrigado por saber de dónde venía el poder milagroso que acompañaba a Jesús al efectuar los milagros. Dijo: “nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” Juan 3:2. Nicodemo fue enviado por sus correligionarios del Sanedrín, pues habló en forma plural, “Rabí, sabemos que has venido de Dios” v.2. Nicodemo se llevó una gran sorpresa cuando Jesús le indicó que era necesario nacer de nuevo (o de arriba) para entender el poder del Espíritu Santo que obraba a través de Jesús. A pesar de que Nicodemo fuera “un maestro en Israel” v.10, lo dicho por Jesús indicaba que le faltaba la vida que el Espíritu Santo entregaba.

 

Nacer de nuevo fue un concepto extraordinario para Nicodemo. Él se refirió a la imposibilidad de entrar otra vez en el vientre de su madre. Jesús le indicó que la combinación del agua de la Palabra y la obra del Espíritu Santo era la única manera de efectuar el gran milagro. Cuando una persona cree el evangelio, el Espíritu Santo hace sentir su presencia en el interior del ser humano como el viento hace sentir su presencia en la naturaleza. El resultado de la presencia del Espíritu Santo en una persona que cree en Cristo es el nacimiento espiritual que es “de arriba”. El efecto es la recepción de la vida eterna. “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios QUE VIVE Y PERMANECE PARA SIEMPRE” 1 Pedro 1:23. (Continuará)  –daj

 

Lectura Diaria:
Deuteronomio 25-26:15[leer]
/Jonás 3-4 [leer]
/Lucas 13:1-31 [leer]