“El Señor no retarda su promesa” 2 Pedro 3:9
El mundo antes del diluvio era muy parecido al actual. Aunque se nos dicen pocas cosas sabemos que era una civilización que disfrutaba del arte y poseía tecnología (Génesis 4:21-22), pero que era violenta y no consideraba a Dios en su vida diaria (Génesis 6:11). Esta generación no tomó en cuenta a Dios y fue juzgada por ello. Eran días difíciles y peligrosos. El Señor Jesús llamó a estos días “Los días antes de Noé” (Mateo 24:37) donde “comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento” (Lucas 17:27). También les llamó “Los días de Lot” (Lucas 17:27) dando a entender que la inmoralidad y pecado hallados en el mundo antediluviano así como en el contemporáneo de Lot compartían las mismas características.
El Señor menciona estos días como comparación a lo que serán los días en los cuales él ha de venir. Las mismas características, la misma corrupción, el mismo desenfreno, la misma impiedad. ¿Qué ocurrió? Bueno, Jesús nos dice que “no entendieron” (Mateo 24:39). No fueron capaces de ver el juicio que venía pese a que fueron advertidos por el “predicador de justicia”, el mismo Noé (2 Pedro 2:5). No conocieron “hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos” (Lucas 17:27). Ahí sí entendieron, ¡ahí sí se dieron cuenta y tuvieron claridad completa y repentina respecto de su culpa y perdición irreversible!
El mundo actual ya cumple con las características de estos mundos antiguos, ad portas de su destrucción. ¿Puede el lector percibir lo que ocurre? ¿Puede conocer los tiempos? Ya no queda mucho a este mundo. El apóstol Pedro nos enseña que los hombres actualmente “ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua” (2 Pedro 3:3). Es un desdén voluntario, el hombre ha decidido no tomar en cuenta a Dios. También Pedro nos dice que “los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos” (2 Pedro 3:7). ¿Dónde estará el lector cuando esto ocurra?, ¿Estará en la presencia del Señor, o ignora voluntariamente su Palabra?. Que tengamos oídos atentos para escuchar la voz de Dios que nos llama al arrepentimiento y a convertirnos al Señor pues el juicio viene. rc
(continúa)
Lectura Diaria: | ||
Deuteronomio 30-31:13[leer]
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/Amós 9 [leer]
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/Lucas 16 [leer]
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