Mes: Julio 2013

Dios es Santo, Dios es digno (I)

“Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso”  Apocalipsis 4:8 En la descripción de la adoración celestial de Apocalipsis 4, los seres vivientes declaman que Dios es “santo”. Lo repiten tres veces y en seguida repiten esa secuencia una y otra vez. A continuación los veinticuatro ancianos declaran que el Dios trino es “digno” y echan sus coronas delante del trono (Apocalipsis 4:8-11). Es interesante considerar las razones de una y otra declaración a la luz de la Escritura. En primer lugar, Dios es reconocido cono santo por ser quien es. No hay razones que invocar más que su misma persona que es infinitamente superior, poderosa, trascendente y majestuosa. Dios ES santo y no es necesario explicar nada más. La visión de Isaías es similar, y en una descripción sobrecogedora nos relata lo que ocurre en la presencia de Dios en el cielo: “Y el uno al otro (serafines) daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria” (Isaías 6:3). Interesantemente el mismo Señor Jesús confirma su deidad con la expresión: “Sed santos porque YO SOY santo”. Siendo Dios mismo, Jesús tiene la santidad como uno de sus atributos eternos y debemos recordar este aspecto una y otra vez. Pero hay otro elemento en la adoración descrita en Apocalipsis. Se refiere a que Dios también es “digno” de recibir la...

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Caminar con Dios (V)

“Andarán conmigo en vestiduras blancas” Apocalipsis 3:4 Al revisar en la Biblia los elementos que constituyen lo que se denonima “caminar con Dios”, encontramos que corresponden a una constelación o síntesis de los componentes de la vida cristiana. Hemos visto que el “caminar con Dios” del Génesis equivale al “andar delante de Jehová” del antiguo testamento y al “permanecer en él” de Juan. En todos los casos, representa una forma de vida que no es de este mundo, que es lejana, particular o marginal a los intereses del común de las personas. No constituye una alternativa a considerar sino más bien es un llamado y demanda del Dios eterno a todos los suyos, cualquiera sea la época en la cual estos hayan vivido. Fijémonos que encontramos este llamado en el antiguo testamento así como en el nuevo. En algunos lo encontramos al principio de la vida o desde la niñez como Sansón (Jueces 13) y Samuel. De él se nos dice: “Y el joven Samuel crecía delante de Jehová” (1 Samuel 2:21). Sin embargo también encontramos este llamado de parte de Dios a personas ancianas como en el caso de Abraham, independiente de su vida de servicio y devoción previas. Podríamos decir que independiente de lo que un individuo haya o no haya hecho par Dios en su vida, siempre hay una oportunidad y un llamado del Dios vivo...

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Caminar con Dios (IIII)

“En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu” 1 Juan 4:13    Caminar con Dios requiere de un creyente que persevera en la oración privada. Para orar como a Dios le agrada y como está establecido en su Palabra, hay que estar en comunión con el Señor. Dice Pablo: “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda” (1 Timoteo 2:6). Un creyente que levanta manos santas es uno que permanece en Él, es uno que camina con Dios. El Señor Jesús con frecuencia “se apartaba a lugares desiertos y oraba” (Lucas 5:16). El ejemplo de Jesús mismo nos enseña que para andar en comunión con el Padre, un factor fundamental es la oración frecuente y sincera. Caminar con Dios requiere de un creyente que medita en las cosas de Dios. Isaac meditaba en las cosas de Dios. Dios dijo que era su Dios. Leemos: “Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde” (Génesis 24:63). Más tarde Dios dice a Jacob, hablando de Isaac: “Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo:Jacob, Jacob. Y él respondió:Heme aquí.  Y dijo:Yo soy Dios, el Dios de tu padre” (Génesis 46:3). Sin duda que Isaac meditaba en las cosas espirituales, en las promesas de Dios,...

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Caminar con Dios (III)

Veíamos que Juan escribe bastante acerca de la comunión con Dios, de permanecer en el Señor Jesús. Prosigue Juan: “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.  Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido” (1 Juan 3:3-6).   En este párrafo, junto con el párrafo de Juan que veíamos ayer tenemos varias características prácticas que manifiestan lo que significa caminar con Dios. Estas son:   No andar en tinieblas Confesar los pecados Guardar sus mandamientos Guardar su palabra Andar como él anduvo Amar al hermano No amar al mundo Retener las palabras como al principio Permanecer en Él Hacer justicia Purificarse a sí mismo No pecar – no tener al pecado como patrón de vida del creyente   Luego, caminar con Dios es una forma de vida. Caminar con Dios requiere de un creyente anclado, plantado a la voluntad de Dios. Más aún, vemos en el texto bíblico que el que comienza a caminar con Dios comienza a manifestar en su vida características del mismo Hijo de Dios. Comienza a hacerse realidad lo...

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Caminar con Dios (II)

“Y ahora, hijitos, permaneced en él” (1 Juan 2:28) Continuamos considerando características distintivas de lo que es caminar con Dios. Tenemos que: El hombre está en condiciones de caminar con Dios cuando cree el evangelio. En ese momento logra –no por mérito propio– la paz con Dios. Hay un acuerdo por primera vez y el hombre coincide con Dios en sus intereses, de acuerdo a las demandas de ese Dios santo. “Nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo” (1 Juan 1:3). La comunión es establecida con el Dios eterno sobre la base de la muerte y resurrección de Jesucristo. No es posible tener comunión con Dios sin haberse convertido. Hay algunos que pretenden agradar a Dios y no tienen en su vida la experiencia de la conversión. Esa es una falacia, la comunión se inicia con la conversión. Caminar con Dios implica una comunión asentada y continua con Dios. Todos los ejemplos de los hombres de Dios del antiguo testamento que caminaron con Dios nos muestran que ellos mantuvieron una comunión con Dios que iba más allá de circunstancias puntuales. No era un evento esporádico en sus vidas ni uno de fin de semana, sino que era un continuo en sus vidas espirituales. De la misma manera, el creyente requiere de un vínculo permanente con Dios, y eso lo provee el Santo Espíritu. Dice...

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