Buscando a los perdidos (II)

“He encontrado mi oveja que se había perdido” Lucas 15:6 En las parábolas de Lucas 15 vemos el esfuerzo de Dios por alcanzar a los perdidos. Tal es el interés que Dios pone en ello que, ante la crítica acerca del porqué él recibe a los pecadores,  Jesús les pone tres ejemplos que ellos comprenderían bien. Dios tiene tanto afán en salvar a los perdidos como lo tendría cualquiera de ellos que, teniendo un centenar de ovejas, descubre que una de ellas se ha perdido. Aquí pone la figura del pastor que al hacer el recuento de sus ovejas encuentra que hay una faltante. No es una pérdida que se puede absorber. El uno por ciento de las ovejas es demasiado como para quedarse tranquilo porque esa sola oveja es de mucho valor. De hecho, es de tanto valor que cualquiera dejaría las noventa y nueve restantes e iría tras la que se perdió “hasta encontrarla” (v. 4). Dios está demasiado preocupado por los perdidos como aquellos publicanos y pecadores que hará todos los esfuerzos por hallarles y salvarles. Irá tras ellos, conversará con ellos, les recibirá y comerá con ellos, dará su vida por ellos. El mensaje de la cruz nos habla del precio que el Hijo de Dios estuvo dispuesto a pagar por salvar lo que se había perdido, por usted y yo. Los fariseos y escribas...

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