Mes: Agosto 2013

La vida eterna (I)

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16 El pecado ha arruinado la existencia del ser humano. No obstante, por virtud de la muerte de Cristo en la cruz, Dios ha enmendado lo que estaba estropeado. Ha provisto una forma –perfecta– de restituir la plenitud de esa existencia. Esta comunión con Dios es eterna, y no puede ser terminada. Lo grandioso de todo esto es que para los creyentes, al morir nuestros cuerpos, no experimentamos ningún quiebre en nuestra comunión con Dios en Cristo. Esa comunión es, más bien, perfeccionada, como dice: “los espíritus de los justos hechos perfectos” (Hebreos 11:23). Esa comunión nunca termina ni terminará porque es eterna. Un momento acá en esta vida, con el cuerpo natural, con las sensaciones, dolores y vivencias de esta tierra. Un momento allá, en seguida, despertando a la nueva realidad, la de la comunión perfecta con el Dios eterno. El hilo conductor no se rompe en el salvado. Ya estaba durante la vida acá, y prosigue –perfecto– en la otra vida. Entre las dos realidades ¿qué hay? Existe la muerte, un paso crítico e inmediato a la presencia del Señor para todo creyente. Esteban nos lo reveló, cuando desde esta realidad terrena vislumbra extasiado la que...

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El Hijo del Hombre (III)

“Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy” Juan 11:28 En un texto precioso, Jesús enseña que su muerte fue un sacrificio vicario para la salvación de los suyos: “El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20:28). Esta idea de la expiación sustitutoria es un elemento nuevo en el concepto del Hijo del Hombre, y deriva de la comprensión de Jesús acerca de sí mismo como el siervo sufriente de Jehová (Isaías 53). El hijo del hombre es uno que sirve y que sufre. Jesús también usó este título para enseñar acerca de su segunda venida. Jesús retornará como el hijo del hombre desde el cielo en la gloria de su Padre con sus ángeles (Mateo 16:27). Primero se sienta a la diestra de Dios y entonces vendrá otra vez (Mateo 26:64), luego viene en las nubes (Mateo 24:20). Esta venida será inesperada (Mateo 24:27) y será en dos partes, primero para reunir a los elegidos, salvos por gracia, y luego para ejecutar el juicio de todas las naciones y la restauración de la justicia en el mundo “Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria… ” (Mateo 25:32, 25:46, Hechos 17:31). En...

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El Hijo del Hombre (II)

“Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían” Salmo 2:7 En los evangelios la expresión “hijo del hombre” es usada por Jesús alrededor de 80 veces hablando de sí mismo en tercera persona. Es notable que en todas estas ocasiones nadie le ha llamado a él de esa manera sino que es un título que el mismo Jesús toma para sí. Así anuncia sus sufrimientos y muerte: “A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado” (Lucas 22:22). Jesús tomó este título mesiánico combinando en su persona su humanidad en humildad, con la perspectiva de la gloria, el juicio y el dominio futuro. El título nos habla de Jesús en su humillación, sufrimiento y muerte, junto con su glorificación futura. Esteban lo expresa con claridad: “He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios” (Hechos 7:56). Entonces, este título es complejo en tanto conlleva una multiplicidad de facetas y contextos. Envuelve su encarnación, sufrimientos, muerte, ejecución del juicio universal y toma del dominio eterno. Es un compendio de realidades con relación al Hijo de Dios que incluye su humillación y sufrimientos, su señorío en este mundo pecaminoso y...

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En recuerdo de Don David Jones

“Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” —  Apocalipsis 14:13 Estimados lectores: Ayer en la mañana pasó a la presencia del Señor nuestro amado hermano don David Jones. Llegó a Chile el 14 de Noviembre de 1959 con su esposa Evelyn. Previamente había contraído matrimonio en 1954 e inicialmente se radicó en la ciudad de Talca. Posteriormente se radicó en San Felipe donde sirvió al Señor y desde esa ciudad a todas las asambleas del país y también, en ocasiones, en el extranjero. Su labor desde el púlpito, desde su programa radial y los últimos años además a través de internet tenían su contraparte en el trabajo personal y pastoral. Siempre con energía y una sonrisa en su rostro, no vaciló nunca en presentar la verdad bíblica en todo lugar y frente a toda circunstancia. Compasivo y cariñoso, solía hacerse amigo de niños y jóvenes a quienes encantaba con su alegría y chispa. Un hombre de oración, desde sus inicios en la evangelización en Deep Cove, Canadá, y luego en Chile mostró lo que significaba ser un siervo del Señor con un compromiso de por vida. Se agradeció su sabiduría espiritual en muchos lugares y circunstancias, tanto a nivel personal como con relación a las iglesias locales. Amó este país...

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El Hijo del Hombre (I)

“¿Quién es este hijo del hombre?” Juan 12:34 Este título es utilizado por Jesús para expresar su origen celestial, su misión terrenal y su gloriosa venida futura. No se refiere meramente a su naturaleza humana, como podríamos pensar. Más bien refleja el origen divino y la dignidad divina de Jesús en su manifestación humana y en su misión en la tierra que involucraba su sufrimiento y muerte, y su posterior reconocimiento y exaltación cuando venga en gloria y majestad.   Su origen lo encontramos en el antiguo testamento en el libro de Ezequiel donde el profeta de manera muy particular hace referencia indirecta a sí mismo muchas veces con ese título cuando Dios habla con él: “Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo” (Ezequiel 2:1). El uso que Jesús hace del título “Hijo del Hombre” y numerosos temas en Ezequiel sugieren el deseo del Hijo de Dios de identificarse a sí mismo como el profeta que habla de los eventos últimos –entiéndase la muerte, el juicio, la condenación– al igual que el profeta del antiguo testamento, que tiene la última palabra con relación a la destrucción de Jerusalén y la restauración del reino de Dios a Israel (Mateo 23-24; Hechos 1:6–8). El título es específicamente tomado del libro de Daniel: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes...

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