Prosigamos con este personaje Nicodemo. El era un maestro de la ley, fariseo destacado y miembro del sanedrín, que quiso reunirse con Jesús de noche probablemente por temor de los judíos (Juan 3). Al igual que Natanael, conocía las escrituras pero de manera mucho más ilustrada. Era un “maestro de Israel” (v. 10), pero su encuentro con Jesús le demostró que estaba espiritualmente en la miseria y la ignorancia.
“No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” Juan 3:7
Muchos el día de hoy intentan aproximarse a Dios desde una perspectiva intelectual. Así, Nicodemo introduce su conversación con Jesús con un pensamiento racional: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” (v. 2). Es decir, “tú enseñas y haces grandes señales, por lo tanto tienes que venir de parte de Dios”.
Esta es la conclusión lógica, dice Nicodemo, pero por la lógica no se conocen las cosas de Dios. las cosas de Dios “han de discernirse espiritualmente” (1 Corintios 2:14). Nicodemo esperaba quizás un cumplido educado hacia él de parte de Jesús, luego de esta afirmación suya. Algo así como para sentir que de parte de Jesús habría un respeto hacia él, como si pensara “entre maestros de la ley nos respetamos”. Pero la respuesta inmediata de Jesús pone las cosas en su lugar, le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (v. 3). Esta contestación directa y clara desarma toda la construcción lógica de Nicodemo. Jesús no va a entrar en un intercambio de ideas y argumentos, ni menos le va a agradecer por sus palabras tan amables. Jesús le deja muy en claro a Nicodemo y a todos nosotros que no importa cuál sea la reflexión o la conclusión a la cual llega la mente humana con respecto a las cosas de Dios, respecto de Jesús, del mismo individuo, etc. Lo que que realmente importa es si el hombre ha nacido de nuevo o no.
Esta es la necesidad última, la pregunta a responder, la duda que aclarar. Esta es una pregunta de la mayor importancia. Fijémonos que Jesús no hace perder tiempo a Nicodemo con retórica intelectual. De la misma manera no nos hace perder el tiempo a nosotros llamándonos a hacer tal o cual cosa, a esforzarnos con nuestro esfuerzo y mérito, a estudiar y memorizar un cúmulo de reglamentos y mandamientos. Nos confronta directamente respecto de si nuestro corazón ha sido cambiado por el poder de Dios, si su palabra ha hallado cabida en nuestro ser o no, si pertenecemos o no al pueblo de Dios ¿Cómo responde el lector? –rc
(Continúa)
Lectura Diaria: | ||
2 Reyes 4 [leer]
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/Jeremías 37 [leer]
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/Hebreos 9:1-14 [leer]
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