A Quién Iremos? (I)
Una pregunta hecha por Jesús y la respuesta dada por Pedro dice todo: ¿Queréis iros también vosotros?… ¿A quién iremos? Jesús es la fuente de la verdad y de toda bendición. ¡No hay otro!
“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” Juan 6:68
Lea todo el capítulo 6 de Juan. Las palabras de Jesús no son como las palabras de cualquier hombre, por importantes o notables que sean. Multitudes se aglomeran para escuchar a hombres que refieren palabras comunes y corrientes. No fue así con Jesús, cuyas palabras fueron y son distintas, son palabras que aprovechan para vida eterna, pero estas palabras no fueron del todo bien recibidas por sus auditores. Más de una persona dijo: “ningún hombre ha hablado como este hombre”. Otros dijeron que “enseñaba con autoridad y no como los escribas”.
En una oportunidad, Jesús enseñaba sana doctrina aclarando que “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). Ya sabemos por experiencia que cuando creímos la palabra de verdad, el Espíritu Santo nos dio vida eterna y nos hizo hijos e hijas de Dios. Pablo dijo “por gracia sois salvos por medio de la fe;… no por obras para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). Así Pablo confirmaba lo que Jesús había señalado en cuanto a que “la carne para nada aprovecha”.
Aunque había personas escuchando a Jesús con atención, él sabía el verdadero estado espiritual de ellos. No vaciló en hablarles claramente, diciendo: “hay algunos de vosotros que no creen”. El mismo Judas Iscariote se hacía pasar por discípulo y no lo era. Dice el texto que “Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar” (Juan 6:64). Es que recibir a Jesucristo como Salvador, o como también se dice “llegar a ser cristiano”, no ocurre porque uno diga, “sí, yo creo”. Dios conoce el corazón del ser humano y sabe si ha habido un arrepentimiento sincero y fe verdadera en Cristo como el Hijo de Dios. Solamente cuando estas realidades están presentes, puede uno afirmar que es salvo y esto hace realidad el que las palabras de Jesús son de vida eterna. Estas palabras no contienen la vida eterna, son palabras de vida eterna. ¿Ha oído usted con atención estas palabras? – daj/rc
(Continúa)
Lectura Diaria: | ||
2 Reyes 8 [leer]
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/Jeremias 42:7-43:13 [leer]
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/Hebreos 11:1-16 [leer]
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