Mes: Octubre 2013

La Palabra de Cristo more en abundancia

Vestirse es un acto normal de los seres humanos. Andar con ropa adecuada contribuye y mantiene los valores de la sociedad. De igual importancia es vestirse de las virtudes cristianas para que Dios sea glorificado. Lea la exhortación dada a los Colosenses. “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” Colosenses 3:16 Pablo el apóstol usó la práctica diaria que cada uno tiene de vestirse a fin de exhortar a los cristianos en Colosas a vestirse con la ropa de las virtudes cristianas. Mencionó las virtudes de la misericordia, la benignidad, la humildad, la mansedumbre, y la paciencia. También hizo referencia al perdón con que Cristo perdona y dijo: “así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13). Encima de todo como si fuera un abrigo, dijo, “vestíos de amor, que es el vínculo perfecto” (v. 14). Si el amor fuese el elemento aplicado en la práctica de las virtudes cristianas, se daría forma al carácter cristiano completo. El amor en dependencia de Cristo tendría un efecto tranquilizador y “la paz de Dios” gobernaría cada corazón (v. 15). Además de vestirse con la ropa de las virtudes vistas externamente, la palabra de Cristo debe morar internamente en abundancia. ¿Cuál sería el efecto producido? Habría un sentir de...

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El Buen Pastor y sus bendiciones

Usando un bosquejo con cinco palabras empezado con la letra D, aprenda lo que Cristo hace en la vida de cada oveja suya. DESCUBRIMIENTO – DEBER – DISPOSICIÓN – DESARROLLO – DESCANSO “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” Juan 10:27 Es reconfortante considerar al Señor Jesús como el Buen Pastor. Los que le conocemos como tal nos deleitamos en todas las bendiciones recibidas a través de Él. La experiencia de cada “oveja” que ha respondido a la voz del Buen Pastor comenzó con el DESCUBRIMIENTO de quién era Jesús, el enviado del Padre. Juan el apóstol escribió, “a éste abre el portero” (Juan 10:3). El portero que anunciaba la llegada de Cristo fue Juan el Bautista. Anticipadamente hablaba de una persona que iba a venir y cuando Jesús llegó, Juan anunció, “he aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Los que escuchaban a Juan descubrieron quien era Jesús. Así ocurre con los seres humanos cuando Jesús es presentado en el evangelio. Después de descubrir quién es Jesús viene el DEBER de poner atención y escuchar su voz. “A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz” (Juan 10:3). El Señor Jesús no es presentado solamente como un objeto para ser admirado, sino un Pastor que llama a sus ovejas. El deber de cada oveja es poner oído...

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Poder incomparable

La resurrección de Cristo, así como nuestra salvación, fue traída por nada menos que el poder divino. No existe nada como la salvación por buenas obras o los méritos personales. “Para que sepáis cuál es… la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales” Efesios 1:18-20 Por ahí se escucha de cuando en cuando decir a la gente que se está “ganando el cielo” debido a una muy buena acción, o a la solidaridad para con algún necesitado. Notemos bien, la salvación es por poder divino, no poder humano. Cuando veamos muertos salir de la tumba por sus propios medios entonces esperemos ver seres humanos que se salvan por sus propios medios. El poder vivificador procede el Espíritu Santo. Pablo utiliza una expresión de mucha energía e intensidad para describir la serie de actos poderosos de Dios que redundaron en nuestra salvación. Este poder fue y es irresistible. Así como ninguno pudo retener a Cristo en la tumba, de la misma manera la salvación de un pecador es irresistible en cuanto Dios le da la vida eterna. No hay poder humano ni del maligno que pueda detener la obra de la gracia de Dios en el corazón del perdido cuando es alcanzado....

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¿Qué haces aquí? (II)

El profeta Elías, después de una gran victoria experimentó un colapso. Su fe se debilitó profundamente, tuvo temor y una sensación de futilidad. Sin embargo cuando su fe en Dios se debilitaba, fue fortalecido para seguir sirviendo. David experimentó también oleadas de angustia y desolación que bien podríamos considerar como episodios casi depresivos. Leemos: “Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido. Las angustias de mi corazón se han aumentado; Sácame de mis congojas” (Salmo 125:16-17) “Mi espíritu se angustió dentro de mí. Está desolado mi corazón” (Salmo 143:4) Siendo un hombre muy valiente y creyente en Jehová Dios, David vivió momentos personales muy difíciles. Lo mismo podemos decir de Elías. ¿Es este Elías, el osado profeta que enfrentó a los falsos sacerdotes de Baal? ¿Puede acaso estar deprimido, desilusionado o descorazonado? En lo profundo de su pesar, sin embargo, Dios le trata con ternura. Primero, le deja dormir y luego le despierta y –para sorpresa suya– “he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse” (v. 6). Después, se mete en una cueva y pasa la noche. Después de esto, Dios le formula una pregunta que sirve para todos nosotros cuando nos sentimos desanimados, a pesar de estar trabajando en la voluntad del Señor, en la obra del Señor. Después...

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¿Qué haces aquí? (I)

El profeta Elías, después de una gran victoria experimentó un colapso. Su fe se debilitó profundamente, ¿Qué le sucedió? Tuvo temor y una sensación de futilidad. Sin embargo cuando su fe en Dios se debilitaba, fue fortalecido para seguir sirviendo. “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras” Santiago 5:17 El profeta Elías ocupa un lugar de privilegio en la Biblia. Hay referencias a él en los dos Testamentos. Nada sabemos de sus años de infancia o adolescencia. Aparece en la Biblia en 1 Reyes 17:1 entregando una noticia alarmante al rey de Israel, Acab: “no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.” Más de dos años iban a transcurrir durante los cuales el país sufriría las consecuencias de una sequía prolongada. Después de entregar el mensaje a Acab, Jehová le dijo que se retirara a un escondite cerca del arroyo Querit, al oriente del río Jordán. Allí fue maravillosamente alimentado por cuervos enviados por Jehová que “le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo” (v. 6). Cuando se secó el arroyo, Dios le mandó a la ciudad de Sarepta donde una mujer viuda le mantuvo pese a sus escasos recursos (ver detalles en 1 Reyes 17). Israel en tanto sufrió las consecuencias de haber practicado la idolatría y de haber ignorado...

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