Mes: Octubre 2013

¿A Quién Iremos? (I)

A Quién Iremos? (I) Una pregunta hecha por Jesús y la respuesta dada por Pedro dice todo: ¿Queréis iros también vosotros?… ¿A quién iremos? Jesús es la fuente de la verdad y de toda bendición. ¡No hay otro!  “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” Juan 6:68 Lea todo el capítulo 6 de Juan. Las palabras de Jesús no son como las palabras de cualquier hombre, por importantes o notables que sean. Multitudes se aglomeran para escuchar a hombres que refieren palabras comunes y corrientes. No fue así con Jesús, cuyas palabras fueron y son distintas, son palabras que aprovechan para vida eterna, pero estas palabras no fueron del todo bien recibidas por sus auditores. Más de una persona dijo: “ningún hombre ha hablado como este hombre”. Otros dijeron que “enseñaba con autoridad y no como los escribas”. En una oportunidad, Jesús enseñaba sana doctrina aclarando que “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). Ya sabemos por experiencia que cuando creímos la palabra de verdad, el Espíritu Santo nos dio vida eterna y nos hizo hijos e hijas de Dios. Pablo dijo “por gracia sois salvos por medio de la fe;… no por obras para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). Así Pablo confirmaba lo que Jesús había...

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Para que el mundo sepa

El Señor se levanta resuelto. “Vamos de aquí”, dice, y salen todos camino del torrente de Cedrón, camino del huerto (Juan 14:31). Las “doce horas” del día durante las cuales ha gozado de la protección y cuidado del Padre están por terminar (Juan 11:9-10). Llega la noche, cuando será entregado, tomado, atado, juzgado, azotado, herido y crucificado. “Esta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas” (Lucas 22;53). El no se ha levantado de la mesa para ir a morir por nosotros. Más bien su objetivo es el que le animó siempre, su norte y perspectiva. Dice a los suyos: “Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago, levantaos, vamos de aquí” (Juan 14:30-31). Jesús se levanta y va hacia lo que sabe que se avecina, pero lo hace con el interés primario de mostrar su amor al Padre. Siempre fue así en su vida terrenal. Aún de niño habló de los asuntos de su Padre, en los cuales tenía que estar (Lucas 2:49), una vida entera dedicada al servicio, honor y glorificación de su Padre en los cielos. Tal vez debiéramos mirar un poco más nuestros motivos. Si somos creyentes, revisar el porqué y para qué hacemos lo que hacemos. ¿Es para tratar de obtener algún beneficio, alguna petición muy esperada que, esperamos, el Señor nos concederá...

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Nicodemo y el nuevo nacimiento (III)

Nicodemo seguramente se sorprendió de la respuesta de este “Rabí”, cuando le declara su necesidad de nacer de nuevo. Entrenado en las palabras y en el debate, él prosigue con el camino de la lógica y pregunta con interés: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” (Juan 3:4).  El Señor Jesús procede a aclarar sus dudas y le explica con paciencia y claridad la diferencia radical que existe entre las cosas espirituales y las materiales. “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan3:6) Jesús no ridiculiza a Nicodemo como tampoco lo hace con ninguno que con sinceridad inquiere acerca de la verdad. Él dijo una vez “porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas” (Lucas 9:56).  El maestro de la ley comienza a percibir que Jesús y toda su enseñanza tratan de aspectos que el hombre natural no conoce. Recién percibe  que hay algo que él debiese saber pero que desconoce. Nicodemo comienza entonces su camino hacia la verdad, y formula recién la primera pregunta correcta: “¿Cómo puede hacerse esto?” (v. 9). Él venía a debatir, ahora recién comienza a preguntar, y comienza por lo tanto a recibir las respuestas que su alma anhela...

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Nicodemo y el nuevo nacimiento (II)

Prosigamos con este personaje Nicodemo. El era un maestro de la ley, fariseo destacado y miembro del sanedrín, que quiso reunirse con Jesús de noche probablemente por temor de los judíos (Juan 3). Al igual que Natanael, conocía las escrituras pero de manera mucho más ilustrada. Era un “maestro de Israel” (v. 10), pero su encuentro con Jesús le demostró que estaba espiritualmente en la miseria y la ignorancia. “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” Juan 3:7 Muchos el día de hoy intentan aproximarse a Dios desde una perspectiva intelectual. Así, Nicodemo introduce su conversación con Jesús con un pensamiento racional: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” (v. 2). Es decir, “tú enseñas y haces grandes señales, por lo tanto tienes que venir de parte de Dios”. Esta es la conclusión lógica, dice Nicodemo, pero por la lógica no se conocen las cosas de Dios. las cosas de Dios “han de discernirse espiritualmente” (1 Corintios 2:14). Nicodemo esperaba quizás un cumplido educado hacia él de parte de Jesús, luego de esta afirmación suya. Algo así como para sentir que de parte de Jesús habría un respeto hacia él, como si pensara “entre maestros de la ley nos respetamos”. Pero la respuesta inmediata de Jesús...

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Nicodemo y el nuevo nacimiento

¿Se acuerda de Nicodemo y la visita que hizo al Señor Jesús de noche? Jesús le reveló una gran verdad acerca de la necesidad de “nacer de nuevo”. Es conveniente que todos la sepamos. “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” 2 Corintios 5:17 Juan 3 relata la historia de la conversación entre el Señor Jesús y Nicodemo. Jesús dijo que para “ver” y “entrar” en el reino de Dios, él tenía que nacer de nuevo. Cualquier pensaría que estas palabras del Señor a Nicodemo no eran necesarias porque Jesús mismo le reconoció como “maestro” de la religión judía, pero de todos modos le faltaba nacer de nuevo. Al principio, Nicodemo tuvo confusión en su mente, preguntando acaso tendría que entrar de nuevo en el vientre de su madre. Era una proposición ridícula e imposible. En realidad, lo que Jesús le quiere decir a Nicodemo es que su condición de aparente privilegio y conocimiento de las cosas espirituales no le sirve para las cosas eternas ni para agradar a Dios. En realidad Nicodemo está tan arruinado espiritualmente que tiene que ser hecho de nuevo, tiene que partir de cero pero ahora, de un punto de vista distinto, superior. Jesús hablaba de un segundo nacimiento y al llamarlo por este nombre, sugiere que hay algunas similitudes con el primero....

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