La paz es algo que cada ser humano anhela hallar en su medio ambiente. La fuente de la paz es Jesucristo. Lea de este tema interesante.
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.” Mateo 5:9
En el mundo hay búsqueda constante de encontrar la paz en las múltiples esferas del diario vivir. Sea en la esfera hogareña, laboral, política o internacional, la paz parece ser una condición esquiva. Una definición de la paz es la ausencia del conflicto. Otros dicen que no se puede apreciar la paz a menos que haya primeramente conflicto. Puede ser en algunos casos sea así pero lo dicho por el Señor Jesús sugiere que el pacificador busca vivir en paz sin que haya conflicto. La búsqueda de la paz evita el conflicto o, por los menos, buscala condición de ausencia de conflicto. En el mismo capítulo 5 de Mateo, Jesús habló del caso de uno que traía su ofrenda al altar y en el trayecto se acuerda de que hay alguien que tiene queja en su contra. Siendo Jesús el Príncipe de Paz, indicó la solución preferida: “deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mateo 5:23). Enseñó con esto que Dios quiere que los seres humanos vivan en paz el uno con el otro. Ahora bien, desde la perspectiva humana la paz es imposible en el mundo actual porque el hombre está en guerra con Dios y consigo mismo. Los pacificadores humanos son inefectivos. Nunca ha habido paz verdadera en el mundo y por lo tanto necesitamos otra aproximación. Tenemos más bien que mirar más alto y considerar esta virtud a la luz de quien mejor la expresa, el Dios de paz. Veamos algunos versículos: “Porque Dios no es autor de confusión, sino de paz” (1 Corintios 14:33), y “El Dios de paz sea con todos vosotros” (Romanos 15:33, ver también 2 Corintios 13:11, Filipenses 4:9, Hebreos 13:20)
Jesús mismo vino a este mundo para que los pecadores pudieran tener paz con Dios. Creyendo en Él, el pecador disfruta de esta clase de paz. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1). La persona salvada por la gracia de Dios disfruta de esta paz sabiendo que sus pecados han sido perdonados y tiene como suya la promesa de Cristo de estar con Él en el cielo.
La razón del porqué no hay paz en el mundo es porque no tenemos paz en nuestros corazones y en consecuencia el mundo refleja lo que hay en el corazón el hombre, que es desesperadamente malo y engañoso. Un corazón sin Dios no tiene paz ni la procura con sus semejantes (Jeremías 17:9, Isaías 57:21). El mundo es un mundo de conflictos y en conflicto, se necesitan pacificadores, pero éstos no pueden venir de este mundo porque el mundo está lleno de corazones que no tienen paz. No obstante, Dios ofrece pacificadores, y dice que son llamados o reconocidos como hijos de Dios. El pacificador verdadero busca la paz entre los seres humanos, y entre el ser humano y Dios. Luego, los hijos de Dios son los verdaderos pacificadores y el Señor no solamente quiere que disfrutemos de la paz, sino que también que la conozcamos como un efecto gobernante en nuestra vida, “y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones…” (Colosenses 3:15). Debemos ser pacificadores también como dice Pedro, “Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala” (1 Pedro 3:11). Aplicando estos principios, tendremos una buena relación con otros porque así reflejamos el carácter del Señor Jesús “porque él es nuestra paz” Efesios (2:14). Jesús es Él que hace la paz y es el pacificador: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).
–daj/rc
Lectura Diaria: | ||
Génesis 38:1-30 [leer]
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/Salmos 15:1-16:11 [leer]
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/Mateo 21:33-22:14 [leer]
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