Pero el hombre libre y bendecido, en plenitud de gracia y bondad desplegada sobre él, escoge libremente desobedecer a Dios. Con ese acto, liquida a toda la raza humana, a todos nosotros. Como escribió un autor: Adán… lanzó a toda la humanidad, de una vez, en el pecado.
“El pecado entró en el mundo por un hombre” Romanos 5:12
La desobediencia de Adán, de paso, también generó la maldición de este planeta (Génesis 3:17). La tierra está maldita y también espera su propia restauración (Romanos 8:22) ¿Cómo sucedió?
El breve relato que Dios nos proporciona en Génesis 3 nos permite comprender la historia de la humanidad y nuestra propia historia. ¿Se ha preguntado alguna vez usted por qué hace lo que no quiere hacer? ¿Por qué lo que quisiera hacer no lo hace? El apóstol Pablo se lo preguntó también y concluye con una revelación de parte de Dios: “en mi carne, no mora el bien” (Romanos 7:18). También reconoce: “el mal está en mí” (Romanos 7:21). Declara: “el pecado… mora en mí” (Romanos 7:20). ¿Cómo se llega a esto?
El pecado tiene su propia historia. Al principio de la creación en Génesis capítulo 1, Dios decretó que ocurrieran algunas cosas. El verbo es imperativo [אָמַר ’âmar] “dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”. Es una demanda que no puede ser resistida, es un decreto de cumplimiento inmediato, es el acto creativo de Dios en su máxima expresión: “él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?” (Daniel 4:35), y lo que quiere hacer lo hace por medio de su palabra. Dios dice, y es.
Sin embargo, Satanás cuestionó la prerrogativa de Dios de decretar, de su decir con poder. Frente a Eva ocupa el mismo verbo [אָמַר ’âmar] y pregunta: “¿Conque Dios os ha dicho [אָמַר ’âmar]: No comáis de todo árbol del huerto?”. Ayer vimos que fue un mandamiento, pues cuando Dios manda no sugiere, ¡manda! y como tal requiere obediencia absoluta y perentoria, mas el diablo evidencia un patrón de tentación que ocupa desde ese entonces hasta el día de hoy. Parte planteando dudas con respecto a lo que Dios ha dicho, a su Palabra misma. Invita al escepticismo, al titubeo y al recelo hacia los dichos de Dios. ¿Acaso no es igual el día de hoy? La Palabra de Dios no es un estándar de fe, credo ni conducta. A lo más está relegada a una opinión, válida “como tantas otras” y tal vez menos válida porque es muy restrictiva, no es “abierta” ni “a tono con los tiempos”. ¿Hay alguno prestando atención a la insidiosa pregunta del diablo? “con que Dios os ha dicho… ”. Cuidado, pues así se inicia el camino al despeñadero, como ocurrió con nuestros primeros padres. Las consecuencias de esto son desastrosas. –rc
(Continúa)
Lectura Diaria: | ||
Génesis 43:1-34 [leer]
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/Salmos 20:1-21:13 [leer]
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/Mateo 25:1-30 [leer]
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