Todo comenzó en Edén (IV)

Inmediatamente después de poner en duda la palabra de Dios y al mismo tiempo de presentarle como un ser egoísta que no quiere la felicidad completa del hombre, la serpiente hace su partida más directa, lanzando una mentira flagrante: “No moriréis” (Génesis 3:4). “La serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás… engaña al mundo entero” (Apocalipsis 12:9). Ya no se trata de torcer lo que Dios había dicho, ni de ponerlo en duda. Ahora miente insolente y descaradamente. Es igual hoy, y a poco tiempo de prestar oído a las insinuaciones del diablo, el hombre escucha sus mentiras y las considera una opción válida. Aquí hay algunas: “No hay Dios”, “el infierno no existe”, “con la muerte se acaba todo”. Pero también el diablo se apoya en la religión para darle al hombre algo sobrenatural. Recordemos que Dios “ha puesto eternidad en el corazón de ellos [los hombres]” (Eclesiastés 3:8). Dios puso un alma eterna en nuestro ser al momento de ser concebidos, y esta alma tiene un anhelo atávico por Él. Como escribió el matemático y físico francés Blas Pascal: “En el corazón de todo hombre existe un vacío que tiene la forma de Dios. Este vacío no puede ser llenado por ninguna cosa creada. Él puede ser llenado únicamente por Dios, hecho conocido mediante Cristo Jesús”. Sin embargo, Satanás se vale de esta invocación humana para...

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