Si Ud. recibiera una oportunidad para cumplir su más anhelado deseo antes de morir, ¿cuál sería? No es tan fácil contestar quizás. Considere lo que la Biblia indica.
“Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Mantenme del pan necesario” Proverbios 30:7-8

 

En el Internet hubo un sitio que invitaba a las visitas a anotar sus metas en la vida. También ofrecía espacio para que los navegantes pudieran anotar una lista de cosas que querían hacer antes de morir. Más de 1.2 millones de “soñadores” escribieron sus preferencias. Hubo 67 personas que desearon construir un iglú. Más de cuatro mil altruistas indicaron que querían ser mejores amigos de lo que habían sido. Casi seis mil querían levantarse en vez de volver a dormir al sonar la alarma. Tirarse en paracaídas ocupaba el lugar 24 en el escalafón de preferencias y muchísimos expresaron su deseo de adelgazar. La propaganda usada por la empresa Visa en E.E.U.U. sugería “Cosas que debe hacer mientras está vivo”. ¿Cuál habría sido su deseo si hubiera tenido la oportunidad de expresarse?

Por lo menos el sitio de web reveló que hay personas conscientes de que son mortales y algún día de su existencia será el último en la tierra. ¿Acaso las mismas hayan pensado que su actitud al Señor Jesucristo ahora durante su vida determinará su destino eterno? ¿Será el cielo, o el infierno? Los mayores nos damos cuenta de que hay ciertos sueños que teníamos siendo jóvenes que ya no se van a poder cumplir. Nos hemos dado cuenta que en cualquier lista de consideraciones, conocer a Dios como Padre a través del Señor Jesús es primordial. Toda otra hazaña que nos hubiera gustado lograr pierde su brillo y atracción cuando se la compara con la seguridad de estar en el cielo para siempre.

Isaac se equivocó en un deseo suyo antes de morir. Quiso un guisado que su hijo Esaú le preparara diciendo “comeré, para que yo te bendiga antes que muera” (Génesis 27:4). Fue engañado por Jacob su hijo menor, en un acto que trajo desavenencia a la familia por muchos años. Por su fidelidad a Jehová, Jeremías el profeta fue echado en un pozo y abandonado para morir. Por su gran misericordia, Dios hizo que el rey mandara a treinta hombres para sacar al profeta Jeremías de la cisterna, antes que muriera (Jeremías 38:10). La sabia petición en el texto de cabecera se explica con el verso que sigue, “No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios” (Proverbios 30:9). Antes que usted muera, cuán saludable es conocer a Dios por medio de Jesucristo y honrarle como práctica cotidiana. –daj

Lectura Diaria:
Génesis 50:1-26 [leer]
/Salmos 30:1-12 [leer]
/Mateo 27:27-44 [leer]