Dios llamó a Moisés a subir al Monte Sinaí para comunicarle su Palabra. Durante esos días todo el pueblo de Israel se preparó para recibir la revelación de Dios. De la misma manera hay mucha enseñanza para nosotros en cuanto a la comunión con Dios.

“Y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches” Éxodo 24:18

 

El siervo de Dios sube al monte al llamado de Dios, “Sube a mí al monte, y espera allá” fueron las palabras de Jehová (Éxodo 24:12). ¿Qué habrá pensado Moisés durante los seis días en los que tuvo que esperar? La experiencia y su resultado son más allá de toda expectativa, pues “la gloria de Jehová reposó sobre el monte Sinaí” (v.14). Moisés, expuesto a la gloria de Dios, al séptimo día es llamado de en medio de la nube (v.16) y sube hasta la cima donde permanece por cuarenta días completos. Dios le había dicho: “Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles” (v.12). Al cabo de esos días, entonces, Moisés recibe de Dios mismo la ley, su propósito, su voluntad, su palabra misma.

Notemos que esto no ocurrió de un día para otro ni sin la preparación adecuada. El pueblo estuvo con corazón dispuesto, y asimismo Moisés, los ancianos y los sacerdotes están con una disposición para escuchar la voz de Dios y para recibir su palabra.

De la misma manera, una vida de comunión con Dios no puede ser construida en un día. Comienza con referir cada cosa a Él, hasta que se constituye en una conducta habitual, en un continuo, como fue la experiencia de Moisés. Esta actitud se mueve hacia períodos más largos de comunión, y halla su consumación y gozo perfecto en días y noches de intercesión y espera en santa conversación, muchas veces sin palabras, como Moisés contemplando “la gloria de Dios”, que es una expresión para describirnos su misma presencia, asequible para nosotros. Un hermano escribió en Twitter: “cuando oramos a Dios pidiendo respuestas, la espera es parte de la respuesta”. Así pues, construyamos nuestra vida de afecto con el Señor día a día, hora tras hora, esperando mientras nos exponemos a la contemplación de su gloria. –rc

Lectura Diaria:
Éxodo 1:1-2:22 [leer]
/Salmos 31:1-24 [leer]
/Mateo 27:45-66 [leer]