EL DEDO DE DIOS
Lo que Jesús hizo con la mujer culpada de adulterio es muy interesante y deja una lección doble: lo que ella recibió referente a su pasado y la expectativa del Señor referente a su futuro. Lea de aquello. “Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo… E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra” Juan 8:6, 8 Después de una noche orando en el monte de los Olivos, Jesús retornó a la ciudad de Jerusalén. Se sentó en uno de los espacios del templo para enseñar. Los escribas y los fariseos interrumpieron la clase para colocar ante el Señor una mujer. Su pecado de adulterio le hacía acreedora de ser apedreada hasta morir. Invocando la ley de Moisés, los acusadores desafiaron a Jesús diciendo: “Tú, pues, ¿qué dices?” Jesús no respondió ni una sola palabra sino “inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo”. No existe libro ni documento escritos por Jesús, pero supo escribir. Jesús supo que el requerimiento hecho por estos hombres no era para validar la ley de Moisés, sino para atraparle y ver si diría algo que fuera reñido con la ley. ¿Habrán leído lo que Jesús escribía? Parece que no pues insistían en su acusación. Enderezándose, Jesús les dijo que el que entre ellos estuviera sin pecado fuera “el primero en arrojar la piedra contra ella”...
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