Lea la interesante historia de una esquimal llamada “La Robinson Crusoe del Ártico” para maravillarse de cómo conoció a Dios.
“La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo” (Salmo 19:7)

Durante la década de 1920 se llevó a cabo un plan de exploración que, si bien es cierto se destaca por su osadía, los historiadores ahora lo consideran una locura. Fue impulsado por un explorador controversial llamado Vilhjalmur Stefansson, nacido en Canadá y de padres europeos. Mandó a cuatro hombres juntamente con una viuda esquimal Ada Blackjack, a fin de reclamar y colonizar la isla Wrangel para los ingleses. La isla estaba en manos de los rusos, cerca de Siberia y no tenía habitantes, en un terreno desolado. De los cuatro varones, solamente dos habían estado en la zona ártica antes. Llevaron provisiones solamente para seis meses porque la teoría de Stefansson fue que hallarían suficientes provisiones en la isla como para quedarse un año, mas no resultó así y al entrar al invierno cruel del Ártico los problemas aumentaron. Viéndose cercanos a morir de hambre, racionaron las provisiones restantes. Tres de los hombres hicieron un intento desesperado para conseguir ayuda pero Ada tuvo que quedarse para cuidar a Lorne Knight, el cuarto hombre quien estaba enfermo. Pronto Ada se halló totalmente sola.

Ada Blackjack era esquimal y había nacido en Nome, Alaska entre los Inupiaq. Su marido había muerto ahogado y tenía un hijo llamado Bennet. Ella había firmado un contrato para ir al ártico a fin de ganar dinero. Medía apenas un metro 50 cm de alto y tenía 23 años cuando comenzó su odisea a la isla Wrangel en el mar Chukchi. Había aprendido a matar focas, atrapar zorros, disparar contra las gaviotas y evitar encuentros con los osos polares. Aprendió a leer y escribir en una misión cristiana y tenía mucho interés en aprender acerca de Dios. Mientras que Lorne Knight moría, él le pasó a ella su Biblia abierta en Juan 4. Ada leyó acerca del encuentro de Jesús con la mujer de Samaria y también oró que sus pecados fuesen perdonados así como Jesús perdonó a la mujer samaritana.

Mientras aguardaba que le vinieran a rescatar, escribía diariamente en su diario. Todos los días expresó su gratitud a Dios y a Jesús por el perdón de sus pecados. Hizo un voto de estar agradecida todos los días de su vida, aunque la posibilidad de morir de hambre rondaba cerca. No dudó de Dios y las lecturas diarias de la Biblia llegaron a tener gran importancia para ella. Su comida se escaseaba y ya no podía reparar su carpa dañada por el viento. Marcaba en su Biblia los textos que hablaban a ella directamente. Mató cinco pájaros y dio gracias a Dios por la abundancia. Un oso polar se veía a la distancia y no se acercó. Dio gracias por ello. Sobrevivió por meses hasta que llegó en buque ruso para rescatarla. Los otros tres hombres desaparecieron y nunca se supo más de ellos. Ada dio gracias por todo, especialmente porque en el lugar remoto de Wrangel, conoció a Dios y vivió para dar testimonio de la fidelidad de Él. Ada miró arriba y encontró misericordia, miró dentro y tuvo paz y mirando fuera, tuvo amor para con todos. Es llamada la Robinsón Crusoe del Ártico. Llama la atención cómo en medio de la gran prueba, Ada confió en Dios mientras millones hoy en una condición favorable no le toman en cuenta.

¿Conoce usted a Dios? –DAJ. Basado en los detalles del libro “Ada Blackjack” de Jennifer Niven.

Lectura Diaria:
Éxodo 19:1-25 [leer]
/Salmos 58:1-59:17 [leer]
/Hechos 10:24-48 [leer]