La Biblia es como ningún otro libro. No solamente revela la verdad acerca de Dios sino también de nosotros los seres humanos y lo que Dios quiere de nosotros. Lea acerca de ello.
“Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día. Acuérdate, oh Señor, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas. De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes” Salmo 25:5-7

 

Cada ser humano está sediento de certezas y de felicidad, pero se rebela contra lo absurdo o lo inexistente. El hombre tiene puesto en sí mismo el pensamiento de la eternidad; quiere vivir y no morir. Siente que en alguna parte debe haber una respuesta, una auténtica explicación, una solución aceptable, pero ¿dónde ha de hallarla?

Aunque la Biblia fue escrita durante un período de 16 siglos por unos cuarenta autores, ella muestra una extraordinaria unidad de pensamiento. Las diferentes partes se complementan con precisión para revelarnos el grandioso plan divino que ningún ser humano pudiera haber concebido. La Biblia es la revelación de Dios al hombre, como una carta que Él nos envió, como un “manual de instrucciones” para nuestra vida. Los que han aceptado su mensaje lamentan el tiempo malgastado en buscar en otras partes lo que ahora han hallado en la Biblia.

La Biblia empieza con esta simple frase: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. La ciencia explora el cosmos, pero la Biblia nos revela a su Creador, como también revela nuestros orígenes y nuestro destino. La Biblia revela que el hombre y la mujer fueron creados a la imagen de Dios con una finalidad precisa. Dios creó al hombre para tener comunión con él, y para que hubiera una relación de amor entre la criatura y su Creador. Pero entró el pecado, y Dios tuvo que tomar la iniciativa para hacer posible la redención del hombre, a fin de reconciliarle a sí mismo. Al leer la Biblia, descubrimos el plan del Dios Creador y cómo llega a ser nuestro Salvador. Dios se interesa por cada uno personalmente. Nos ama y quiere ser reconciliado con nosotros. Quiere llenar nuestra vida de paz y darle su verdadero sentido. Y todo esto se consigue en el momento de recibir a Cristo como Salvador y Señor. –Ed./DAJ

Lectura Diaria:
Éxodo 32:1-35 [leer]
/Salmos 81:1-82:8 [leer]
/Hechos 19:21-41 [leer]