Mes: Marzo 2014

Los poco conocidos sufrimientos del Hijo de Dios

Debemos admitir que conocemos muy poco acerca de los sufrimientos de Cristo. La Biblia algo nos muestra. “Mi alma está muy triste, hasta la muerte” Mateo 26:38 Sabemos que él fue llevado a la cruz después de haber sido azotado, golpeado y herido, y que después de padecer los dolores extremos de la crucifixión, entregó el espíritu y murió. El creyente, habiendo recibido a Cristo por la fe, sabe también por medio de la Escritura que el Hijo de Dios llevó Él mismo sus pecados en su cuerpo sobre el madero (1 Pedro 2:24). Sin embargo, esta descripción correcta acerca de los padecimientos de Cristo puede resultar demasiado concreta, al punto de que podemos pensar que entendemos los que Cristo sufrió y padeció en la cruz del Calvario. Los sufrimientos de Jesús son mucho más profundos y oscuros. Ya antes de Getsemaní comienza con turbación (Juan 12:27). Después de que el Señor Jesucristo había comido la Pascua en el aposento alto con sus discípulos, instituye la Cena del Señor con ellos. Judas ya había salido “y era ya de noche” (Juan 13:30). Entonces sale con los once discípulos restantes, pasa al otro lado del torrente de Cedrón al lado del Monte de los Olivos, hacia los árboles de olivos en el huerto de Getsemaní. Toma a Pedro, a Jacobo y a Juan quienes le acompañan un poco más adelante,...

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PIDO DIEZ MINUTOS

Un príncipe pidió solamente diez minutos para tomar un café y perdió su vida. Lea su historia en la meditación de hoy. “¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” Marcos 8:36. “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” 2 Corintios 6:2. En el país de Sudáfrica en el año 1879 el príncipe imperial, hijo del emperador francés Napoleón III, formaba parte de un batallón inglés enviado para reconocer un fuerte que parecía abandonado por el enemigo. No se veía a nadie en la aldea cercana, pero los indígenas, favorecidos por la crecida maleza, se hallaban ocultos entre ella. El oficial que mandaba a la pequeña tropa dijo: “volvámonos rápidamente”. “¿Por qué?” preguntó el príncipe, “sólo pido diez minutos más para tomar una taza de café”. Se lo otorgó el permiso. Antes de haber transcurrido el tiempo señalado, se oyeron feroces gritos. Los soldados subieron velozmente a sus caballos y huyeron en desorden bajo una lluvia de flechas. Al llegar al campamento, la tropa constató que el príncipe imperial había desaparecido. Cuando contaron lo sucedido a su madre, la emperatriz Eugenia, ella exclamó: “ése fue el defecto de mi hijo desde su niñez. De noche no quería acostarse y de mañana rehusaba levantarse. Siempre pedía diez minutos más. Me mostraba sus diez dedos extendidos, repitiendo su frase favorita:...

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DEL PÁNICO A LA PAZ

Quien haya andado en alta mar o en lagos con mucho oleaje saben cuán rápidamente se apodera de uno el miedo. Uno se siente tan impotente frente a los elementos de la naturaleza como el viento y el mar enfurecido. Lea lo que pasó a los discípulos cuando se hallaban precisamente en una situación similar. “Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? … ” Mateo 8:25-26 Al lado oriental de Canadá, hay una provincia llamada Terra Nova y Labrador. Son lugares que experimentan fríos intensos y nevazones copiosas. No es un lugar para flojos ni friolentos. Los hermanos nuestros entraron con el evangelio en los años 40 y hasta hoy otros siguen predicando el evangelio. Muchos de los convertidos al Señor Jesús están dedicados a la pesca. Saben lo que significa levantarse temprano y bogar mar adentro cuando el agua está embravecida. Su tesón y bravura causan admiración al ver como enfrentan los elementos para ganarse la vida y sostener a sus familias. Múltiples son las historias de gran valentía en momentos de gran peligro y múltiples son las historias de tragedias en que no hubo rescate y vidas preciosas se perdieron. Los pescadores tienen gran respeto del mar pues en calma es un amigo, pero cuando se enfurece tiene un poder que infunde...

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Los Tiempos y Las Ocasiones (II)

¿Cuándo es la hora de recibir a Cristo? ¿Cuándo es el mejor momento? Jesús mismo nos da las respuestas. Lea acerca de esto. “Viene la hora, y ahora es” Juan 5:25 En Juan 5, el Señor ha estado enseñando acerca de la muerte, y de la vida que el Hijo da a quienes él quiere y también les ha hablado del juicio. Hablando en tercera persona, nos enseña que él mismo es el quien el Padre ha constituido como el juez (Juan 5:22). En seguida les dice a sus oyentes que además de juez, él es también el salvador (Juan 5:24). Esta es una gran paradoja pues el mismo que es el juez comunica a los condenados que es quien les puede salvar de pena del pecado, que es la muerte. El mismo da la salida a los culpables para salvarse y escapar del juicio que viene. Sin embargo hay un elemento muy importante en todo esto, el tiempo. Jesús dice en tiempo presente: “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). En el verso siguiente reafirma el punto señalando que “viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán” (v. 25). El momento de recibir...

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Los tiempos y las ocasiones (I)

Los tesalonicenses sabían acerca de los “tiempos y las ocasiones”. Pablo les dice que ellos no necesitaban que se les recordara acerca de esto pues habían sido enseñados con relación al futuro. Veámoslo “El día del Señor vendrá” 1ª Tesalonicenses 5:2 ¿Somos como los tesalonicenses? ¿Conocemos lo que la Biblia nos dice respecto del futuro y del “fin del mundo”? Dios no nos ha dejado en la ignorancia con respecto de estos temas. No nos entrega todos los detalles que la curiosidad del hombre quisiera indagar, pero nos dice lo que necesitamos saber. Pablo dice a sus lectores: “Vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche” (1 Tesalonicenses 5:2). Ellos sabían “perfectamente” que el Señor va a venir de manera repentina a juzgar al mundo. El “día del Señor” de 1ª Tesalonicenses se refiere a la segunda etapa de la segunda venida de Cristo, cuando Él con su iglesia –ya segura con él– viene a juzgar al mundo incrédulo. El hermano Guillermo McBride cuenta que en la escuela dominical estaba enseñando acerca del juicio de Dios y preguntó a sus jóvenes alumnos: “¿Sabemos en qué momento va a venir el Señor Jesús? Los alumnos se miraban entre sí recordando que se les había enseñado que “del día y la hora nadie sabe” (Mateo 24:36), cuando repentinamente uno de los alumnos levantó su...

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