Cristo, siempre vencedor (II)

Cristo es el gran vencedor. Nunca vencido, nos hace partícipes de su victoria. Lea acerca de esto. “He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido” Apocalipsis 5.5 Es posible trazar la travesía triunfal del Hijo de Dios desde el principio de su ministerio. Aun así, la Biblia nos da luces de su preeminencia aun en su infancia y del control total de la situación que tenía en todo momento. Debemos siempre considerar que en Jesús habitan dos naturalezas, la divina y la humana. La divina, siempre plena y omnipotente (“el verbo era Dios… y aquel verbo fue hecho carne”), pero la humana estaba sujeta al desarrollo y al crecimiento propios de un hombre. Así, Jesús recién nacido no anduvo haciendo milagros, ni de niño anduvo enseñando las profundidades de Dios. Al desarrollo normal del cuerpo y del intelecto del niño Jesús le acompañaba permanentemente la sabiduría ilimitada y eterna del Jehová El-Olam –el eterno– y de Jehová El-Shaddai –el todopoderoso*, pero manifestada progresivamente conforme su desarrollo humano lo permitía de manera apropiada. “Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él” (Lucas 2.40). Crecía y se fortalecía –su naturaleza humana– y se llenaba de sabiduría –el divino ser, infinito y santo, se expresaba en el Jesús hombre a medida que...

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