La gloria de Dios, su presencia misma

En la Biblia, además de expresar el esplendor propio de Dios, la palabra gloria se refiere muchas veces a la manifestación de su presencia particular. Veamos algo acerca de esto. “Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. Porque la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba de noche sobre él, a vista de toda la casa de Israel” (Éxodo 40:34) Estas manifestaciones se suelen asociar con imágenes de luz y fuego, y se hallan en distintos pasajes en el Antiguo Testamento. La palabra que describe esto es Shekiná o “gloria que habita” (Éxodo 3:2). Los israelitas en el desierto tuvieron el privilegio único de observar con sus ojos la presencia misma de Dios como pilar de nube y fuego que les guiaba a través del mar y el desierto (Éxodo 13:21, 19:9, 18). Dios estaba ahí, y las columnas de nube y fuego no eran sólo un testigo del cuidado de Dios. Más bien eran precisamente la presencia misma de Dios, la Shekiná, la gloria. ¡Qué gran privilegio! Este cuadro de Israel acampando alrededor de la gloria en Sinaí, que en realidad es Dios mismo, y rodeando el tabernáculo, ilustra el concepto de Emanuel –Dios con nosotros– el Dios en medio de su pueblo (Éxodo 40:34-38). Esta figura anticipa la presencia de Jesucristo en la congregación de los...

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