Mes: Mayo 2014

El testimonio de Cliff

“Por la noche durará el lloro, Y a la mañana vendrá la alegría” Salmo 30:5 Cliff era un joven africano que vivía en el país de Zambia. Tuvo contacto con los creyentes cerca de Kabompo y por ellos supo de Cristo Jesús y su poder para salvar, y recibió por la fe al Salvador. Por dos años después de salir del liceo, Cliff ayudó en el hospital de 84 camas en Loloma donde cuatro enfermeras canadienses sirven al Señor. A todo el mundo le gustaba este joven. Era el único creyente en su familia y formaba parte de la asamblea local que allí se reunía. Siempre se involucraba en las actividades de la iglesia, fuesen ellas relacionadas con la Escuela Dominical o con la predicación del evangelio. Los hermanos con experiencia anticipaban el día cuando Cliff llegara a ser más maduro pues preveían que el joven tenía características de un buen líder en la esfera espiritual, pero a los 24 años de edad, el Señor le llevó a su presencia. Cliff había querido estudiar enfermería para así poder ayudar en el hospital, pero por razones desconocidas no fue aceptado. Entonces tomó un curso para ser profesor y cuando volvía a casa en vacaciones, siempre venía al hospital para ayudar. Cuando llegó de visita al comienzos del 2008 las enfermeras le notaron un tinte de color amarillo en la piel....

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Un fundamento seguro

Cada uno tiene planes para el futuro, pero ¿tomamos en cuenta a Dios?. Veamos un ejemplo de la vida cotidiana. Hace unos meses, en una graduación de estudiantes terminando su experiencia escolar, dos profesores leían un corto comentario sobre cada alumno a medida que cruzaban la plataforma para recibir su diploma. Hablaban de su paso por la escuela y de sus expectativas en cuanto al futuro. Fueron más de doscientos alumnos homenajeados. Mientras eran nombrados, se proyectaba una foto del alumno sobre un par de pantallas. Los nombres y los rostros representaban una diversidad de lenguas, de razas, y de nacionalidades. Cada uno tenía planes para el futuro. Puse atención a lo que decían, queriendo escuchar alguna indicación de que el alumno había tomado a Dios en cuenta. Solamente en unos diez casos hubo alguna indicación de que el alumno buscaba orientación para servir a Dios. Quizás el texto bíblico seleccionado podría haberse repetido al final de la ceremonia, “Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante” (Lucas 6:47). El Señor Jesús usó la figura de un hombre cuidadoso, haciendo planes previos a la construcción de su casa. El hombre cavó, ahondó, y puso el fundamento sobre la roca, para evitar un desastre en el momento de la prueba. El Señor mismo interpretó el significado diciendo que la...

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Elías (II)

El profeta Elías, después de una gran victoria experimentó un colapso. Su fe se debilitó profundamente, tuvo temor y una sensación de futilidad. Sin embargo cuando su fe en Dios se debilitaba, fue fortalecido para seguir sirviendo. David experimentó también oleadas de angustia y desolación que bien podríamos considerar como episodios casi depresivos. Leemos: “Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido. Las angustias de mi corazón se han aumentado; Sácame de mis congojas” (Salmo 125:16-17) “Mi espíritu se angustió dentro de mí. Está desolado mi corazón” (Salmo 143:4) Siendo un hombre muy valiente y creyente en Jehová Dios, David vive momentos personales muy difíciles y lo mismo podemos decir de Elías. ¿Es este Elías, el osado profeta que enfrentó a los falsos sacerdotes de Baal? ¿Puede acaso estar deprimido, desilusionado o descorazonado? En lo profundo de su pesar, sin embargo, Dios le trata con ternura. Primero, le deja dormir y luego le despierta y –para sorpresa suya– “he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse” (v. 6). Después, se mete en una cueva y pasa la noche. Después de esto, Dios le formula una pregunta que sirve para todos nosotros cuando nos sentimos desanimados, a pesar de estar trabajando en la voluntad del Señor, en la obra del Señor....

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Elías (I)

El profeta Elías, después de una gran victoria experimentó un colapso. Su fe se debilitó profundamente, ¿Qué le sucedió? Tuvo temor y una sensación de futilidad. Sin embargo cuando su fe en Dios se debilitaba, fue fortalecido para seguir sirviendo. “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras” Santiago 5:17 El profeta Elías ocupa un lugar de privilegio en la Biblia. Hay referencias a él en los dos Testamentos. Nada sabemos de sus años de infancia o adolescencia. Aparece en la Biblia en 1 Reyes 17:1 entregando una noticia alarmante al rey de Israel, Acab: “no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.” Más de dos años iban a transcurrir durante los cuales el país sufriría las consecuencias de una sequía prolongada. Después de entregar el mensaje a Acab, Jehová le dijo que se retirara a un escondite cerca del arroyo Querit, al oriente del río Jordán. Allí fue maravillosamente alimentado por cuervos enviados por Jehová que “le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo” (v. 6). Cuando se secó el arroyo, Dios le mandó a la ciudad de Sarepta donde una mujer viuda le mantuvo pese a sus escasos recursos (ver detalles en 1 Reyes 17). Israel en tanto sufrió las consecuencias de haber practicado la idolatría y de haber ignorado...

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Acerca de la incredulidad de Israel para con Dios (II)

Israel cayó en lo que caen todos los seres humanos en su condición natural. El creerse mejores que lo que son, el creer que son capaces de obedecer a Dios en forma natural, el creer que por sí mismos pueden  agradar a Dios. “Y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho” Éxodo 24:3 Este pueblo tenía demasiada confianza en sí mismo. No se dieron cuenta que eran incapaces de obedecer al Señor. Si consideramos Deuteronomio 5:27-29 vemos que Dios lo dice claramente al señalar que tienen un problema del corazón. La clase de corazón que ellos tenían no coincidía con sus palabras. Tenían un corazón pecador y rebelde, un corazón proclive a la desobediencia. Así, antes de darles su ley Dios le hace una prueba. En Éxodo 16 les da unas indicaciones muy simples concernientes a cómo habían de recoger el maná: “Ninguno deje nada de ello para mañana”, y “Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará” (Éxodo 16:19, 26). ¿Qué hicieron?: “Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crio gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés” y “aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron” (Éxodo 16:20, 27). Simples mandamientos,...

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