Jesús glorificó al Padre en sus pensamientos, intereses personales y sentimientos
Prosigamos viendo las múltiples dimensiones en que la vida de Jesucristo nos muestra que Él glorificaba a Dios. En sus pensamientos. Jesús estaba por encima del nivel de reflexiones del hombre común. Aun sus discípulos pensaban claramente en un nivel inferior. No siempre los pensamientos de ellos eran pecaminosos y malignos, sino sólo juicios naturales, cuando intentaban hacerle sugerencias, cuando intentaban ejercer persuasión sobre Él, y cuando los hombres querían proyectar sus opiniones sobre Él. Pero Él conocía la verdad: “mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos” (Isaías 55:8). Existían dos mundos. Él vivía en uno y el resto de los hombres en el otro. Por eso, debido a su cuidado por la gloria del Padre, a menudo necesitaba colocar a un lado los juicios naturales, buscando el juicio del Padre en determinado asunto, y se apartaba a lugares desiertos y oraba (Lucas 5:16, 6:12). En sus intereses personales. Jesús rechazaba en todo momento sus intereses personales, legítimos por cierto. No podía hacer sido de otra manera, si bien habría sido en gran medida importante para sus intereses personales el haber aceptado la oferta del diablo en cuanto a los reinos de este mundo y la gloria de los mismos. Sin embargo, Él repudió todo aquello. Con relación a la cruz, podría haber sido ventajoso para Él en lo natural si hubiera escuchado a Simón...
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