Acerca de la incredulidad de Israel para con Dios (II)
Israel cayó en lo que caen todos los seres humanos en su condición natural. El creerse mejores que lo que son, el creer que son capaces de obedecer a Dios en forma natural, el creer que por sí mismos pueden agradar a Dios. “Y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho” Éxodo 24:3 Este pueblo tenía demasiada confianza en sí mismo. No se dieron cuenta que eran incapaces de obedecer al Señor. Si consideramos Deuteronomio 5:27-29 vemos que Dios lo dice claramente al señalar que tienen un problema del corazón. La clase de corazón que ellos tenían no coincidía con sus palabras. Tenían un corazón pecador y rebelde, un corazón proclive a la desobediencia. Así, antes de darles su ley Dios le hace una prueba. En Éxodo 16 les da unas indicaciones muy simples concernientes a cómo habían de recoger el maná: “Ninguno deje nada de ello para mañana”, y “Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará” (Éxodo 16:19, 26). ¿Qué hicieron?: “Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crio gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés” y “aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron” (Éxodo 16:20, 27). Simples mandamientos,...
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