Mes: Mayo 2014

Para Siempre Su Misericordia II

“Porque para siempre es su misericordia.” Salmo 136:1-26. El sentimiento de David en el Salmo 136 parece hallar su echo en las palabras de Pablo en Romanos 8. La misericordia y el amor son dos ingredientes que requerimos en la vida para vivir felices y seguros bajo el cuidado de nuestro amante Dios. Todo lo que Dios hace lleva el sello de la eternidad. Cuando nos salva, nos da “vida eterna.” Se revela a través de su “poder eterno.” Romanos 1:20. Con referencia a nuestra vida, Dios actúa “conforme al propósito eterno”, Efesios 3:11. Después de soportar esta leve tribulación momentánea, entraremos a disfrutar de la “cada vez más excelente y eterno peso de gloria”. 2 Corintios 4:17. Dios advierte que los que no creen irán al “fuego eterno,” “los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder.” 2 Tesalonicenses 1:9. Toda criatura debe darse cuenta que en todo momento, tratamos con el Dios eterno. .-DAJ   Lectura Diaria: Números 25-26:51 [leer] /Proverbios 22:17-23:11[leer] /Lucas...

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La soberanía de Dios en salvación (II)

Dios es soberano en la salvación, lo que quiere decir que todo cuanto se refiere a la salvación es privativo, exclusivo y absolutamente suyo. Veamos más acerca de esto. La salvación es de Jehová” (Salmo 3:8; Jonás 2:9) La Biblia afirma esta verdad. En su soberanía, Dios determinó salvar a los hombres y lo hizo en un decreto que establecía la determinación de salvación como antecedente a toda operación divina: “Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de  los tiempos de los siglos” (2 Timoteo 1:9). Nadie podrá decir que Dios nos salvó a causa de nuestra miseria o como consecuencia de nuestras transgresiones, sino que lo hizo en base a su sola voluntad y absoluto propósito. Dios no se mueve por condicionamiento alguno, sino que su propósito antecede a toda acción y circunstancia, que además Él mismo controla. La salvación determinada por voluntad divina comprende el envío del Hijo o la encarnación del Verbo, acontecimiento que no ocurrió sino hasta el tiempo previsto: “Pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Timoteo 1:10). La cruz obedece a un concreto, minucioso y detallado programa...

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La soberanía de Dios en salvación (I)

¿Porqué Cristo vino cuando vino? Veamos algo acerca de “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, y nacido bajo la ley” Gálatas 4:4 Este es un versículo muy profundo. En el pasaje se está refiriendo al cumplimiento de la promesa dada por Dios a Abraham. Los siglos transcurrieron y, en cierta medida, la promesa se había olvidado y, por esa razón los líderes religiosos del tiempo del nacimiento de Cristo, no le estaban esperando (Mateo 2:5). Pero Dios es fiel, y la fidelidad divina requería que la promesa hecha se cumpliese en el tiempo que Dios había determinado en su soberanía. En el versículo Pablo alude a ese hecho, aunque, sin duda, la extensión es mucho más amplia, puesto que se trata de la aparición del Mesías, el Redentor del mundo, cuya misión había sido establecida por Dios en soberanía, desde antes de la fundación del mundo. La primera cláusula es la expresión concreta de la soberanía de Dios: “cuando vino el cumplimiento del tiempo”. Es necesario entender que el tiempo en que Dios da cumplimiento a la promesa y envía al mundo a su Hijo, ocurre cuando el tiempo histórico colmó (plhvrwma) el tiempo previsto y determinado por Dios, de otro modo, el tiempo histórico llegó a la meta establecida para ese acontecimiento, o lo que es igual, el tiempo...

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En busca de la sabiduría (IV)

La visita de la Reina de Sabá a Jerusalén obedeció a un deseo de conocer al famoso Rey Salomón, vastamente conocido por su sabiduría en el mundo de aquel entonces. Concluyamos la historia. “No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él” Efesios 1:16-17 El rey Salomón no sólo compartió con la reina de Sabá las cosas de su vida diaria, sino también debe haberle incluido en su servicio a Dios. En estas actividades ella descubriría lo que daba valor a todo lo que él hacía. En el magnífico templo, cuando Salomón ofrecía sus sacrificios y holocaustos a Dios, él se identificaba con el animal que moría sobre el altar. Al hacerlo así, el rey se reconocía como pecador. Se derramaba la sangre de una criatura inocente para que él, el culpable, podía vivir delante de Dios en libertad. La comunión con Dios era la fuente de toda su sabiduría, de su comprensión, y de su prosperidad. Salomón vivía, no para aprender y enseñar sabiduría, sino para servir y obedecer a Dios. La reina de Sabá se quedó asombrada. Lo que había visto y escuchado era mayor que todo lo que había podido imaginarse. “Verdad es lo que oí...

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En busca de la sabiduría (III)

La verdadera sabiduría va tomada de la mano con la humildad. La reina de Sabá hizo un large viaje para visitar al gran rey Salomón. Sigamos viendo acerca de esto. “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” Romanos 11:33 Ella tenía la suficiente humildad de espíritu para permitir que otros supieran que ella buscaba algo más, pues no se contentaba con lo que tenía. Cualquier persona que viera pasar su caravana viajando hacia la tierra de Israel se daría cuenta de que la reina iba rumbo a Jerusalén para consultar a Salomón, el sabio. Este viaje es símbolo de lo que tienen que hacer los que buscan en forma seria la verdad. Hay que dejar atrás toda consideración secundaria, sacrificar la comodidad si fuere necesario y seguir la luz por dondequiera que los guíe. No basta oir la fama de nuestro Salvador. Hay que conocer sus ordenanzas para ponerlas por obra y aceptar su autoridad. Solamente así en forma personal podemos conocerle como “el Camino, la Verdad y la Vida.” Al doblar una última curva en el camino hacía Jerusalén, quedó a la vista la magnífica ciudad de Jerrusalén. Algunos edificios grandes le llamarían la atención, en especial el palacio del rey y el hermoso templo de su Dios. La reina se quedaría...

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