Tan cerca… y se perdió
Alaska, en los Estados Unidos, es un estado donde los habitantes están acostumbrados a los inviernos crudos, montañas nevadas y caminos que van por valles despoblados. Hay una solemne enseñanza en una historia que ocurrió allí. Veámosla. “No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué dará de sí el día” Proverbios 27:1 Si no fuera por los aviones chicos, Alaska no tendría el desarrollo que tiene. Muchos hombres han perdido la vida haciendo travesías peligrosas. En la desembocadura del río Copper en el lado oeste de una bahía llamada Príncipe Guillermo, hay una ciudad pequeña llamada Cordova. “Torre de Cordova, torre de Cordova, KFA, ¿Me escucha?” “Adelante KFA,” replicó la torre. “Torre de Cordova, KFA le escucha bien, adelante.” “KFA, avise posición. Le esperábamos hace una hora,” contestó la torre. La voz venía más fuerte ahora indicando que el avión estaba cerca. KFA informó: “Estoy encima de las nubes. Tengo problemas con hielo en las alas. Avise dónde puedo bajar para tomar pista.” El control indicó a KFA la velocidad del viento, la pista en uso, y que al Oeste no estaba cubierto de nubes pero el cielo encima del aeropuerto estaba cerrado. El director de tráfico aéreo escudriñaba el horizonte para ubicar el aparato que traía un pasajero para tomar un barco que se dirigía a Seattle. Ya había pasado 20 minutos desde que KFA...
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