Mes: Junio 2014

Priscila y Aquila en servicio

Cuando Pablo se encontró con Priscila y Aquila en Corinto, ¿cómo habría sido escuchar a los tres conversar referente a las Escrituras? “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” Hebreos 13:2 Priscila y Aquila compartieron varios días con el apóstol Pablo cuando él se hospedó en la casa de ellos. Trabajaban juntos, pues eran de la misma profesión, la de fabricar carpas. Seguro es que mientras trabajaban conversaban acerca de las Escrituras. Seguramente aprovecharían bien el tiempo. Priscila y Aquila aprendieron mucho de Pablo. Oía cuando les contaba como se expandía la obra, como se convertían judíos y gentiles, y como se gozaba él con los cristianos que había dejado en cada ciudad, de como el Señor le guiaba y cuidaba, y de tantas otras noticias. Priscila seguramente empezó a orar por los creyentes esparcidos en los lugares donde el evangelio entró. Estaba consciente de los sufrimientos que estarían soportando. En Corinto, a pesar de la tremenda corrupción moral del lugar, Priscila y Aquila veían con gozo que se iban convirtiendo otras personas y se plantó ahí otra iglesia. La participación de Priscila en la nueva obra en Corinto era valiosa. Dentro de poco, no se le permitía a Pablo predicar más en la sinagoga. Junto a aquel lugar de reunión de los judíos estaba la casa de Justo, quien invitó a...

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Aquila y Priscila

Aquila y Priscila formaban una pareja que se destaca en el Nuevo Testamento como un matrimonio valioso en las manos de Dios. Sigamos estudiando acerca de ellos. ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? Amós 3:3 El mundo sigue necesitando a personas como ellos que dejan su huella en su medio ambiente, afectando las vidas de otros. Eran judíos y se habían convertido a Jesucristo. Tuvieron que salir de Roma cuando Claudio el emperador emitió un decreto obligando a los judíos abandonar la ciudad. Fijaron su residencia en Corinto, ciudad inmoral, pero no fueron afectados por el pecado que les rodeaba, sino se mantuvieron fieles al Señor y pudieron influenciar en la vida de otros. Parece que no tenían hijos, y si fuera así, sería sin duda una gran desilusión, como es para todo matrimonio. No sabemos cuánta pérdida significó dejar su hogar en Roma, la ciudad considerada el centro del mundo de ese entonces. Padecieron como forasteros más de una vez en ciudades a las que no pertenecían. Se ignoran también las circunstancias cuando se convirtió Aquila. Tampoco sabemos si ellos se conocieron siendo ambos cristianos, pero por cierto, dieron cuenta de su conversión por sus hechos. Cuando Pablo llegó a Corinto con el evangelio en su gira misionera por Europa tuvo contacto con ellos. Aquila y Priscila no estaban en un yugo desigual, término usado en...

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Priscila

“Y (Pablo) halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos” Hechos 18:2 Entre las mujeres de renombre mencionadas en el Nuevo Testamento se levanta la figura de Priscila. Poco sabemos de ella, pero de lo poco que se ve, era una persona muy especial, actuando en compañía de su marido. No se cuenta cuándo se convirtió Priscila, pero es claro que fue utilizada por el Señor Jesucristo, su Salvador, para ministrar a otros. Esta mujer no ocultó el hecho de pertenecer a Cristo, sino en forma sencilla y aceptable, tocó a otras vidas para la gloria de Dios. ¿Cuál fue su forma de hacerlo? Primeramente por sus hechos y luego en sus palabras ella transmitía su conocimiento personal de que Cristo que había muerto por sus pecados y resucitado para justificarla delante de Dios. Priscila fue una mujer en la cual el Señor inculcó ternura, sensibilidad, firmeza y fidelidad, que fueron bien utilizadas en su servicio. Se entregó a sí misma con todas sus cualidades y su capacidad en las manos del Señor. Parece que desde el momento en que conoció a Jesucristo como su Salvador, tuvo dedicación y devoción hacia El. Son cualidades que cada uno debe desear para ser útil en las manos...

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Tan cerca… y se perdió

Alaska, en los Estados Unidos, es un estado donde los habitantes están acostumbrados a los inviernos crudos, montañas nevadas y caminos que van por valles despoblados. Hay una solemne enseñanza en una historia que ocurrió allí. Veámosla. “No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué dará de sí el día” Proverbios 27:1 Si no fuera por los aviones chicos, Alaska no tendría el desarrollo que tiene. Muchos hombres han perdido la vida haciendo travesías peligrosas. En la desembocadura del río Copper en el lado oeste de una bahía llamada Príncipe Guillermo, hay una ciudad pequeña llamada Cordova. “Torre de Cordova, torre de Cordova, KFA, ¿Me escucha?” “Adelante KFA,” replicó la torre. “Torre de Cordova, KFA le escucha bien, adelante.” “KFA, avise posición. Le esperábamos hace una hora,” contestó la torre. La voz venía más fuerte ahora indicando que el avión estaba cerca. KFA informó: “Estoy encima de las nubes. Tengo problemas con hielo en las alas. Avise dónde puedo bajar para tomar pista.” El control indicó a KFA la velocidad del viento, la pista en uso, y que al Oeste no estaba cubierto de nubes pero el cielo encima del aeropuerto estaba cerrado. El director de tráfico aéreo escudriñaba el horizonte para ubicar el aparato que traía un pasajero para tomar un barco que se dirigía a Seattle. Ya había pasado 20 minutos desde que KFA...

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Para recuperar la comunión con Dios

[Abraham] “Volvió … desde el Neguev hacia Bet-el, … donde había estado antes su tienda … al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová” Génesis 13:3-4 Abraham se equivocó cuando viajó a Egipto. Allí negó que Sarai fuera su esposa, mintió a Faraón, y fue reprendido por el monarca pagano a causa de su decepción. Sin embargo, Abraham supo que el camino que tenía que tomar para recuperarse, fue volverse a Bet-el, el lugar donde en un principio había levantado un altar. Así debe ser en nuestras vidas también. Cuando nos extraviamos del camino de la obediencia, debemos volver al punto de partida y reconocer la equivocación hecha, para disfrutar de nuevo de nuestra comunión con Dios. Hay otro ejemplo en la escritura que nos habla de un hacha perdida en el agua. Había sido útil, pero ya no lo era más. A través del profeta Eliseo se nos da la misma lección “¿Dónde cayó?” pregunta el varón de Dios (2do Reyes 6:5) y es en ese preciso lugar donde es posible recuperarla, mediante una intervención poderosa de parte de Dios. Que podamos reconocer el lugar y momento de la caída para ir en busca de la asistencia divina poderosa que nos permita volver a estar en servicio, en comunión con el Señor. –daj/rc Lectura Diaria: Deuteronomio 28:1-37[leer] /Amós 3-4 [leer]...

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