La vida está en la sangre (III)
En términos prácticos, la totalidad de las veces en que la Biblia menciona la sangre como representando o equivaliendo con vida, es en un ser humano o un animal ya nacido o formado. Como veíamos ayer, el Hijo de Dios, recién en el vientre de su madre porque recién está concebido, es el Eterno, es “mi Señor”. “Por cuanto derramó su vida hasta la muerte” Isaías 53:12 La sangre de la vida más perfecta, la única perfecta es la sangre que puede redimir al hombre caído. Es la vida del Hijo de Dios que es “santo, inocente, sin mancha y apartado de los pecadores” (Hebreos 7:26) la que una vez derramada hace posible nuestra salvación. Su vida derramada es su sangre derramada. En la expiación, Dios acepta la sangre de un animal, que es la vida del animal, en lugar de la sangre del hombre, en lugar de la vida del hombre. Es a través de sustitución. La sangre es santa en este sentido, porque el creador la ha santificado y no está disponible para el uso por parte del hombre. Sólo pertenece a Dios, el dador de la vida. Puesto que representa como ningún otro elemento corporal la vida de un ser creado, y la vida es de Dios, la sangre no debe banalizarse, rebajarse o profanarse en el contexto de ser un ingrediente de una comida o...
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