La cruz de nuestro Señor Jesucristo (IV): donde el Hijo de Dios sufrió personalmente por nuestros pecados

Claramente hay algo errado en el razonamiento que compara a Dios con un padre humano ideal. En su trato con los perdidos, Dios no es un padre humano ideal y nunca lo será. “Mediante la sangre de su cruz” Colosenses 1:20 De la misma manera que el agua hirviendo quema el cuerpo y hasta desprende la piel, el pecado causó ya una degradación espiritual y una disociación de Dios, un alejamiento que corresponde a la muerte espiritual. Esta es la paga del pecado o los honorarios del pecado y se hace personal en cada ser humano desde el momento en que el ser humano adquiere conciencia o responsabilidad delante de Dios. Sabemos que la salvación es personal, y no hay salvaciones colectivas (“el que en él cree…”), sin embargo, el juicio no es menos personal que el perdón. El castigo del pecado es inherente en la naturaleza de Dios, mas puesto que Dios es un ser existente personal, está directa y personalmente involucrado en realzar y esta su ley, partiendo por la que dice que “la paga del pecado es muerte”. Tal como nuestro Señor enseña, él cumple la ley directamente y judicialmente y debe pagar personalmente. Así de sencillo y así de tremendo. El tema ya lo hemos mencionado otras veces. Antes de entrar en el tema de la cruz de Cristo propiamente tal, debemos decir que el siervo...

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