La cruz de nuestro Señor Jesucristo (V): el lugar de la propiciación
Si Dios es amor, y Dios es luz, si en él no hay ningunas tinieblas, ¿cómo entonces puede, acaso, perdonar al pecador? “Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad” Salmo 6:8 Si aceptamos su enseñanza, debemos entonces concluir que debe existir una sobremanera poderosa razón que explica por qué un Dios de Amor actúa tan severamente en juicio con el pecado. La respuesta es que él es Luz (1 Juan 1:5), así como es amor (1 Juan 4:7). La ira de Dios, por lo tanto, está en armonía con lo que nuestro Señor enseñó y debemos, por tanto, encontrar un lugar donde se reúnen su amor y su luz, su amor y su santidad, cada una en plena satisfacción. Una vez obtenido esto podemos satisfactoriamente explicar su perdón amplio, libre y absoluto. Leemos en Romanos 3:23-26: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” Pablo no da explicaciones acerca de por qué Dios castiga. Más...
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